¡Qué cansados estamos de esta máquina que no para, que no descansa ni un segundo! El sueño (dormir) parece que podría ser un alivio, pero no es tal, porque al dormir "perdemos" la consciencia y no nos damos cuenta del alivio. En el sueño lo que podemos encontrar es algo de descanso, pero tampoco es mucho, pues al despertarnos la máquina se encarga de recordarnos todo lo que tenía entre manos antes del sueño.
Por eso a veces soñamos con un sitio idílico, solitario, donde no importe el paso del tiempo ni haya obligaciones. Mantendríamos la consciencia y sentiríamos el alivio de los problemas y las obligaciones. Pero eso es sólo una fantasía.
La máquina es insaciable, no puede parar, vive mientras está en funcionamiento, pero nosotros nos agotamos y cansamos, hasta que todo empieza a funcionar mal.
¿Qué tiene de ajena esa máquina si es parte de nosotros, si somos nosotros mismos? Y sin embargo la sentimos independiente, capaz por sí misma. ¿En qué consiste ese misterio? Esta máquina, que llamamos mente, parece que nos puede, sólo ha de quererlo. Como muestra el mundo inconsciente que parece que subyace bajo el funcionamiento de esa máquina y que se sustrae a nuestra voluntad.
¿Es esa máquina nuestro sentido del yo? ¡Qué poco sabemos!
Por Cástor y Pólux.
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