A veces se quejan los políticos de que el pueblo no está cerca de las Instituciones, no participa y se integra en ellas, sobre todo en las Corporaciones Locales. En las ciudades, grandes y pequeñas, dicen que están a nuestro servicio y que sus cargos están ahí para y por nosotros.
Un día tendríamos que hablar bien claro de lo que entienden por estar a nuestro servicio. Hay que ser hipócrita y tener tragaderas para decírnoslo a la cara, como si se lo creyesen.
No vamos a negar que tramposos y gente con mala intención las hay en todos los sectores de la vida. Va con la condición humana. Y en la política local también. Pero no hablamos de esos personajes. Hablamos de quienes, con una mente obtusa, se suben al cargo y se emborrachan de poder, de los que creen que ellos están para organizar y decidir y los demás para cumplir esas decisiones.
En las Corporaciones Locales e Instituciones adyacentes estamos en manos de mediocres. Y lo peor no es eso, pues no todos podemos ser un número uno, sino que se crean que no lo son. El poder, aún en pequeñas dosis, es una droga que nubla la visión de uno mismo.
Aguantamos una vez, y otra, y nos decimos que tenemos lo que nos merecemos, que por desgracia es cierto y lo peor.
Si un día contáramos con pelos y señales ... Íbamos a decir que se les caería la cara de vergüenza, pero no, por desgracia ni siquiera sentirán vergüenza, pensarán, como hacen siempre, que quien se les pone en contra es por que no entiende. Vamos, que los ignorantes somos nosotros.
Tal vez algún día contemos algo ... Pero sin enfrentamientos. Ése no es nuestro estilo, dejemos que sea el de otros si ellos quieren.
Por Cástor y Pólux.
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