A veces confundimos la seguridad con la fortaleza. Cuando vemos a alguien seguro de sí mismo tendemos a considerarlo fuerte, pues creemos que tal seguridad tiene que sustentarse en algo estable e inquebrantable.
Por el contrario cuando vemos a alguien inseguro, con dudas, solemos tender a pensar en que no es una persona con una marcada fuerza interior.
Pero estas creencias se deben a nuestros malos hábitos mentales, pues la realidad nos impone unos hechos que las contradicen.
Muchas veces nos sorprenden personas humildes, sencillas y normales capaces de unos sacrificios personales y de un autocontrol admirables. En eso consiste la fortaleza interior, en saber aguantar los envites de la vida con el convencimiento de que esa es la única forma viable de superar las situaciones adversas. Aguantar y aguantar, hasta vencer, hasta conseguir el objetivo. Un sólo punto de referencia y un sólo camino que recorrer para llegar a él.
Por Cástor y Pólux.
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