¿Por qué andamos siempre justificando todo lo que hacemos? La mayor de las justificaciones es que somos quienes somos, únicos y distintos, y eso nos da derecho a actuar por nosotros mismos. Sólo habríamos de justificar aquéllo que afecta más o menos directamente a otros. Pero los actos propios que sólo nos afectan a nosotros son sólo nuestros.
Casi siempre es consecuencia más de la debilidad propia que no de la presión de los demás. Cada acto, por pequeño e insignificante que parezca, denota nuestro carácter, y eso acaba siendo una debilidad en manos de quien sepa y quiera manejar a los demás, pues encontrará, observándonos, nuestros puntos débiles.
Observar y saber mirar son buenas cualidades para conocer a los demás, y callar y no mostrarse innecesariamente lo son para mantener nuestra intimidad.
Por Cástor y Pólux.
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