INTRODUCCIÓN. CATÁSTROFE Y LOTERÍA.

  ¡El mundo se acaba!, se repetía por doquier. Pero ¿cómo es ésto, aún estamos aquí?, ¿cómo puede ser eso? Seguramente será que estamos todos muertos pero no nos hemos dado cuenta, y creemos que aún estamos vivos. A lo mejor nos pasamos el resto de nuestra muerte pensando que estamos vivos y no nos enteramos de nada.

  Lo que es divertimento y chanza para muchos, cuyas claras convicciones impiden el engaño, es negocio y manipulación para otros, sabedores de la debilidad humana, y preocupación, miedo y desconocimiento para los que están primeros en la cadena, los que son la presa de la que se alimentan todos los demás.

  ¿Cómo puede haber gente convencida de la existencia de una catástrofe infundada, y más aún de los detalles de ésta?, ¿de dónde procede esa convicción?

  Hay quien no se cree que el hombre pisó la Luna, o quien duda de la existencia de los agujeros negros, e incluso de lo que le cuenta un amigo entendido en determinada materia, y sin embargo se cree a pies juntillas lo que le cuenta por teléfono una pitosina a la que no conoce de nada. Es curiosa nuestra capacidad de creer, tan selectiva e interesada.

  Se han escuchado tantas barbaridades ... Y los medios de comunicación han contribuido a ello, dándole una publicidad gratuita que también a ellos beneficia.

  Y es que hay aprovechados porque hay incautos. Así es nuestra naturaleza humana, capaz de casi todo, o mejor dicho, capaz de todo.

  Pero pasó el momento del engaño, del aprovechamiento y de la manipulación de unos interesados que saben manejar estos temas bastante bien, y llegamos a la normalidad, al estado habitual, pero ... por poco tiempo, porque hoy mismo muchos tienen otra vana convicción, la de que les va a tocar la lotería. Y no digo deseo, no, digo convicción.

  Al menos la lotería tiene algo de real. Existe, está el bombo, las bolas, la probabilidad, por pequeña que sea. Incluso la fe acaba en decepción en casi todos los casos. Pero entendemos que soñar por unas horas no hace mal a nadie, todos lo hemos hecho alguna vez, sea con la lotería o con cualquier otra cosa.

  Nosotros mismos no creemos en la lotería, sabemos que no nos va a tocar y sin embargo hemos comprado algo a medias. Aquí, aunque remota, hay al menos una probabilidad, por eso no hay engaño, en otras cosas, como de la que hablábamos antes, no existe siquiera la probabilidad, y el engaño está en hacer creer que sí.

  Catástrofes, loterías ... al final todo acaba como lo que muestra la foto de portada de hoy de nuestro blog Obtentalia..., en humo.

  Suerte a todos con la lotería, aunque eso sea imposible.

Por Cástor y Pólux.