No acabamos de entender qué tiene de
pública la televisión española, si no es porque se financia con dinero público.
Realizó realmente un servicio público en aquellos primeros años de su
existencia, cuando era la única y realmente cumplía con la función de dar un
servicio que no se cubría de otra manera.
Hoy día la televisión pública ya no se dedica al servicio público,
sino a hacer una competencia desleal a las cadenas privadas, pues juega con la
ventaja de no tener publicidad.
¿Qué servicio público cumple la televisión española si se dedica a
retransmitir los mismos contenidos que las demás cadenas? ¿Qué necesidad cubre
que no esté ya cubierta? Existen cadenas de pago que puedo elegir libremente.
Pero no, el estado me obliga a pagar la televisión pública y no puedo elegir
los contenidos. ¿Cómo se llama eso? El problema no es pagar por ella, sino
pagar por un servicio que no cumple.
Un ejemplo sangrante son los deportes. ¿Por
qué teniendo un canal de deportes retransmite determinados eventos deportivos
por el canal principal, privando a los usuarios de éste de los contenidos que
habitualmente emite por él? Es más, ¿por qué tenemos que pagar por eventos
deportivos que cuestan mucho cuando otras cadenas privadas que no son de pago están
dispuestas a retransmitirlo? Nosotros nos imaginamos una respuesta y creemos
que no vamos muy desencaminados. Es muy simple, la primera de televisión
española retransmite determinados eventos deportivos porque eso le da mucha audiencia
y le permite posicionarse por delante de otras cadenas en cuanto a cuota de
pantalla. De esa manera venden sus excelencias, pero claro, a costa de nuestro
dinero. ¡Qué cerca está eso de la malversación de fondos y del robo a mano
armada! Es pura manipulación decir que son los mejores cuando para ello nos
sangran y le hacen una competencia desleal a las demás cadenas. Eso tiene un
nombre, poca vergüenza, la poca vergüenza que para algunas cosas tienen
nuestros gobernantes. La crisis va a acabar con todos nosotros, pero la
televisión española que no falte.
Por Cástor y Pólux.
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