Todo llega, por más lejano que parezca. El tiempo es una ilusión. Recordarlo nos lo hace parecer un instante, su espera casi una eternidad.
El tiempo parece una constante universal, un elemento esencial del mundo tal como lo vivimos, pero que solo podemos conocer desde la subjetividad bajo la que aprehende la mente.
Así, tenemos una perspectiva subjetiva de un hecho que intuimos objetivo, el tiempo. Tal vez todo ello no sea más que consecuencia de la forma en que nuestra mente elabora una imagen de la realidad y de la forma de expresar esa imagen mediante las ideas.
Somos lo que somos, es decir, no sé lo que somos. ¿Qué es lo que tanto limita nuestro conocimiento? ¿La idea, la palabra, el cerebro, el cuerpo físico?
Por Pólux.
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