Sé qué me define, pero no sé qué es. El tiempo, la mente, el anhelo, la categoría de lo trascendente, la adaptación que supone elaborar con los sentidos y el conocimiento una representación de la realidad a la que adaptarnos y en la que actuar, la realidad que asimismo me delimita ..., la propia vida ...
Sé quién soy, pero no sé qué y por qué soy.
¿Por qué yo soy yo?, ¿por qué de la tercera unión de mis padres, de las cuatro que tuvieron en las que encarnaran un hijo, surgió la consciencia y la autoconsciencia que soy yo y no otro?, ¿por qué no de la primera o de la última de esas uniones?, ¿por qué mi yo, mi consciencia, se manifiesta ahora y no antes o después en el tiempo, en una caverna frente al mar hace muchos miles de años, o en un día que aún no ha llegado, como igualmente muchos no llegaron hasta que nació mi yo?
Algo nos impide conocer sobre estas cuestiones, pues resultan confusas y no parecen tener conclusión. Tal vez el problema radique en nosotros mismos, en la forma en que la mente elabora una propuesta, en la forma misma de pensar y enfocar las cuestiones.
Nuestra mente nos es aún fundamentalmente desconocida y aparentemente poderosa. Cuanto existe en el mundo que se nos es dado a conocer, cabe en una cabeza. ¿Cómo? Esa es otra historia, la historia de la evolución del hombre y su mente, aquí sólo hablaba del íntimo sentimiento de la consciencia del yo.
Por Pólux.
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