Llegó agosto, como llega cada mes. Pero agosto no es cualquier mes, es el mes de las vacaciones por antonomasia.
Pero observo que cada vez más la palabra vacación es sinónimo de viaje. "¿A dónde has ido?", me preguntan a la vuelta, como si hubiera tenido que ir a algún sitio. La propia pregunta implica que has ido a algún lugar. Si el lugar está por la península..., vaya, como que casi no has disfrutado de un verdadero viaje, y si encima no has salido de la provincia o de la playa más cercana estás condenado a ser un proscrito en el mundillo de los viajeros, esos que viajan de verdad, que van más allá de centroeuropa, no sé..., Finlandia, Noruega, China, Nueva York (por supuesto), etc.
Viajar hay que viajar, como sea, pero viajar, porque si no..., no sé, porque si no..., aún nadie me ha explicado qué. "¡Que no sabes disfrutar de la vida!".
Ir al pueblo más cercano, a unos diez kilómetros, ya es un viaje para mí. Y eso de aprender de otras culturas..., me hace de verdad gracia, porque la gran mayoría de las veces sólo miramos con los ojos de siempre cosas distintas, incapaces de tener una mirada distintas para las cosas de siempre. La cultura no la da sólo hacer kilómetros, aunque escuchando lo que escucho pareciera que así es.
Por Pólux.
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