El otro día, un amigo me comentaba que cada vez le costaba más mantener una relación satisfactoria con lo que le rodean, porque observaba que casi todos tenían un gran interés en que él les entendiera pero nadie mostraba interés en entenderle a él. Sentía esas relaciones como unidireccionales, pues el interés no era mutuo.
Satisfacer nuestro ego suele ser la necesidad más importante para el género humano. Ni la diversión, el dinero o la religión, no, el hedonismo es la marca de nuestra cultura. Hay muchas formas de placer, pero la primera y más difundida es la de satisfacer nuestro ego, sobre todo porque es una necesidad psicológica primaria y elemental, y como tal suele pasar desapercibida para nuestra sesgada consciencia, que suele mirar donde le interesa.
Es curioso, apenas hace unos días, alguien, un amigo, se supone, me comentaba entusiasmado su proyecto en el que quería implicarme. Yo no daba crédito, se trataba prácticamente de la misma idea que año y medio antes le había yo propuesto, en los mismos términos y haciéndole partícipe. En aquel momento no le interesó, y ahora no estaba dispuesto a admitir una negativa mía. Una relación unidireccional, ¿no les parece?
Por Pólux.
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