La educación no es más que una muestra de respeto. Éste, sin embargo, es algo más que una regla básica de convivencia, es una forma de relación y una actitud frene a los demás.
Hay faltas de educación bastante graves, otras menos importantes, aunque todas muestran su elevado grado de falta de respeto hacia los demás.
He puesto ya más de una vez el tren de cercanías como muestra de mala educación. Hoy lo volveré a hacer en esta primera entrega de tres sobre el mismo tema y en el mismo lugar (estación de trenes de cercanías).
La rampa mecánica de acceso a los andenes. Aunque hay una de subida y otra de bajada, cada una tiene el ancho suficiente para dos personas. Si embargo te encuentras a quien se pone en medio, o grupos de personas que atoran la rampa. Parecen no entender que en ocasiones, no pocas, se llega con el tiempo justo y dejarse llevar por la rampa sin caminar por ella lleva el tiempo suficiente para perder el tren. Si es ese tu caso, has de bajar la rampa a toda prisa pidiendo permiso y pasando entre todos esos que no se dan cuenta de que molestan.
Pero no sólo eso, además hay que aguantar los malos modos de quien se molesta porque le rozas o simplemente porque interpreta tu prisa como mera impaciencia. Hasta en alguna ocasión han increpado de malas maneras a quien llevaba prisa.
Un mínimo de educación y respeto nos haría ponernos en un lado de la rampa para no molestar, y en cualquier caso (lo cierto es que la mayoría lo hace) facilitar el paso a quien lleva prisa.
En otros lugares y países no sólo está marcado en carteles cómo usar una rampa (situarse a un lado y dejar un espacio libre), sino que la gente respeta ese uso.
Aquí, en nuestro Sur al menos, ni a las autoridades ni a los usuarios parece importarnos lo más mínimo. Nosotros a lo nuestro.
Por Pólux.
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