Nos creemos investidos con derechos, nos molestan muchos de los aspectos de nuestra vida social y laboral, nuestro señor es el dinero y nos sometemos sin dudarlo a sus dictados, nos sentimos infravalorados por compañeros, jefes y casi cualquiera que nos rodea, creemos que siempre nos merecemos más...
Sinceramente no sé que es eso de creerse con derechos cuando poco hemos hecho para merecerlos.
Hay tantas personas que se darían por satisfechas con las migajas que nosotros desechamos. Podrá parecer un tópico, pero antes que tópico es una realidad indiscutible. ¿Y los derechos de esos que malviven?, ¿acaso se diferencian en algo de nosotros más que en su propia desgracia?
Cada cual tiene derecho a pensar como quiera, desde luego, pero el desprecio a que en muchas ocasiones les sometemos no es razón alguna.
Hay quienes piensan que los inmigrantes infestan nuestras calles, pero tal vez seamos nosotros quienes les infestemos con nuestro desprecio y desdén.
El sentido de la solidaridad no es el de dejar nuestras conciencias tranquilas, sino el de implicarnos en la lucha por la igualdad. Pocos son capaces de esa implicación, y nada malo es reconocerlo, pero al menos podríamos tener el decoro de no llamarnos solidarios por desprendernos de unos euros que nos sobran.
La tragedia que hay tras la gran mayoría de inmigrantes no es la de abandonar sus hogares para buscar un futuro mejor, sino la de que vivir en un chabola insalubre, sin luz, sin agua y sin comida es mejor que la vida que dejaron atrás.
Derechos. De verdad que no sé qué es eso de que tengamos derechos, más que los que convencionalmente nos otorgamos porque nuestra vida nos lo permite.
Qué cierto es el refrán, como todos, "unos nacen con estrella y otros nacen estrellados", aunque lo cierto es que pocos, muy pocos, consideran haber nacido con estrella.
Por Pólux.
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