Vas delante mía, vida, o acaso me bordeas observándome.
Das y quitas, ennobleces y humillas, das la consciencia para privar de sus deseos.
¿Qué me ata a ti para no negarte?, ¿qué me une a cada cosa que aún no deseándola forma parte ya de mí?
El deseo perdido es el primer síntoma de tu ausencia. Angustia. Fin, que naciste conmigo, no hay recomienzo que te niegue.
Lo demás, casi todo, figuraciones e imaginaciones mentales para sobrellevarte, vida.
Y tú, sabiéndolo todo, tan callada...
Y tú, sabiéndolo todo, tan callada...
Por Pólux.
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