El origen de la vida es una de las grandes cuestiones clásicas que se ha planteado el hombre. Pero el origen de la vida no sólo abarca cuestiones como su origen biológico o las condiciones que permitieron ese origen, sino cuestiones como su posterior complejidad, la del surgimiento del pensamiento, la conciencia o la autoconciencia, parejas a la de la vida, aunque conceptualmente pueda ser más conveniente tratarlas aparte.
Los clásicos conceptos creacionismo-evolucionismo nos marcan demasiadas pautas previas de pensamiento, pautas que nos llevan a transitar siempre por los mismos caminos. Personalmente pienso que desde el punto de vista científico la teoría creacionista está ampliamente superada por la evolucionista, y aunque ésta parece explicar cómo suceden las cosas, no el por qué lo hacen.
Nuestro pensamiento debe ser lo más flexible posible para abordar la cuestión desde otros puntos de vista. No se puede aceptar una explicación porque sea la única que se tiene, pues ello no es garantía de nada, o porque provenga de alguien de quien nos fiamos, pues su error será el nuestro. Hemos de creer por nosotros mismos, y preferible es no creer en nada que engañarse creyendo en lo que se está seguro pero sin reflexión propia.
Por Pólux.
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