El otro día fui partícipe de una conversación en la que una persona le preguntaba a otra: "¿y tú cómo consigues no pensar en la muerte?"
El inquirido respondió lo siguiente: "Lo conseguí pensando tanto en ella, haciéndola tan familiar, tan cercana, que llegué a asumirla, y cuando lo hice dejé de pensar en ella. El proceso de sentirla tan cercana, de tener tan presente que cualquier día y en cualquier momento cualquier persona cercana o querida podía morir, fue muy doloroso, pues suponía asumir que en nada debía temer a la muerte si tan cercana era. Una vez asumido eso y el dolor producido, puedo vivir más tranquilo, sin ninguna obsesión por la muerte. Para no pensar en la muerte he tenido que pensar mucho en ella. De alguna manera no pienso en la muerte porque yo mismo me he convertido en la muerte".
Por Pólux.
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