El WhatsApp es más que una aplicación para comunicarse en tiempo real. Es una ventana en la que mostramos algunos aspectos personales. El perfil no sólo deja poner la fotografía que queramos para que nos identifiquen los demás, deja además escribir un breve comentario bajo el título "Tu estado actual". Por defecto los estados que trae la aplicación son "disponible", "ocupado", "en el cine", "estoy durmiento" y algunos más del mismo tipo. Pero pronto los usuarios advertimos que nuestro estado actual puede referirse a algo más psicológico y personal, de forma que uno intenta o bien definirse o explicar su estado emocional actual.
Así podemos encontrar frases célebres, frases ocurrentes, estados anímicos (positivos y negativos), deseos, necesidades, aficiones, referencias a viajes, actividades personales, fallecimientos, depresiones, insultos, amenazas, faltas de respeto y todo lo que a uno se le pueda ocurrir. En ocasiones esas breves frases dicen mucho de quien las escribe, porque además se cambian como cambia el ánimo o aquello que queremos expresar, de forma que a lo largo de un mes o unos meses podemos seguir las actividades, estados anímicos y circunstancias personales de algunos de nuestros contactos.
Y es curioso porque algunos de esos contactos casi no los conoces, si te los encuentras por la calle te saludan y no se paran a contarte nada porque te consideran (y tú a él igualmente) prácticamente un extraño, y sin embargo por el WhatsApp te convierten en su confidente personal.
Por Pólux.
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