Cada día que pasa es un día menos de angustia. Cada día estamos más cerca del agujero negro de la muerte, que nos atrae como un verdadero agujero negro cósmico: mientras más nos acercamos a él mayor es la fuerza con la que nos atrae.
Hasta que lleguemos a su singularidad. Esa frontera de no retorno, tras la que nadie sabe a ciencia cierta qué hay, aunque a mí se me antoja el vacío, o la nada, o la inconsciencia, o simplemente la pura ausencia, o , ¿por qué no?, lo inimaginable. El nombre que le demos es lo de menos.
Deseo mi destino porque es lo único cierto.
Por Pólux.
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