Hoy no voy a abrir los ojos, no quiero abrir los ojos. Tampoco voy a hablar. Ni una sola palabra pronunciará mi boca.
En la mirada se trasluce la carga emotiva que llevamos dentro, o la fuerza que en ocasiones derrochamos, incluso las dudas que interfieren en nuestras decisiones.
Hablando decimos, sin querer, como somos y sentimos, lo que queremos y lo que no, pero sobre todo mostramos nuestra fortaleza y nuestra debilidad.
En la mirada se trasluce la carga emotiva que llevamos dentro, o la fuerza que en ocasiones derrochamos, incluso las dudas que interfieren en nuestras decisiones.
Hablando decimos, sin querer, como somos y sentimos, lo que queremos y lo que no, pero sobre todo mostramos nuestra fortaleza y nuestra debilidad.
Hoy no quiero mostrarme, no quiero ser juzgado, ni siquiera tenido en cuenta. Hoy no quiero que nadie sepa quien soy, pues si se llegara a saber, se sabría para siempre.
Mañana tal vez pueda esquivar una mirada inquisidora, o desarmar una pregunta capciosa, pero hoy...
Por Pólux.
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