A pesar de los veinte años que han pasado de la publicación del libro "Agujeros negros y tiempo curvo", de Kip S. Thorne (presentado por Stephen Hawking), sigue siendo emocionante su lectura, fácil y amena, al menos todo lo fácil que puede resultar explicar la teoría de la relatividad de Einstein. Os dejo un fragmento que me ha parecido interesante como muestra:
“ […] Además, Einstein prestó poca atención a estos experimentos.
En lugar de ello, Einstein confió en su propia intuición acerca de cómo deberían comportarse las cosas. Tras mucha reflexión, se le hizo intuitivamente obvio que la velocidad de la luz debe ser una constante universal, independiente de la dirección e independiente del movimiento de cada uno. Sólo entonces, razonó él, podrían las leyes electromagnéticas de Maxwell hacerse uniformemente simples y bellas […], y estaba firmemente convencido de que en cierto sentido profundo el Universo insiste en tener leyes simples y bellas. Por lo tanto, introdujo como un nuevo principio sobre el que basar toda la física su principio del carácter absoluto de la velocidad de la luz.
Este principio por sí mismo, sin ninguna otra cosa más, ya garantizaba que el edificio de las leyes físicas construido sobre los cimientos de Einstein diferiría profundamente del de Newton. Un físico newtoniano, que supone que el espacio y el tiempo son absolutos, está obligado a concluir que la velocidad de la luz es relativa —depende del estado de movimiento de cada uno […]. Einstein, al suponer que la velocidad de la luz es absoluta, estaba obligado a concluir que el espacio y el tiempo son relativos: dependen del estado de movimiento de cada uno. Habiendo deducido que el espacio y el tiempo son relativos, Einstein fue impulsado por su búsqueda de la simplicidad y la belleza a su principio de relatividad: ningún estado de movimiento debe ser privilegiado frente a ningún otro; todos los estados de movimiento deben ser iguales a los ojos de la ley física.”
Fragmento del libro "Agujeros negros y tiempo curvo", de Kip S. Thorne, 1994.
Fragmento del libro "Agujeros negros y tiempo curvo", de Kip S. Thorne, 1994.
Por Pólux.
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