¿Cuántos de nuestros actos dependen realmente de nuestra voluntad? Creemos que muchos menos de los que nos parecen.
Nuestra mente está condicionada por muchas más circunstancias de las que podíamos y podríamos imaginar. No ya el estado químico de nuestro cerebro, sino el estado inmunológico general, con todos los condicionamientos que le pueden afectar, el estado anímico (lo que no deja de ser una forma de retroalimentación, pero en cualquier caso un proceso mental en el que muy poco ejercita la voluntad), incluso el estado físico general, la alimentación, colonias de bacterias o parásitos que pueden afectar directa o indirectamente..., y a saber qué más.
Todo esto afecta directamente a la concepción de la libertad humana, una idea que cada vez consideramos más utópica. La elección libre está tan condicionada, que para empezar a entendernos tendríamos que redefinir el concepto de libertad, o más bien el de nuestra capacidad real de libertad.
La capacidad de obrar por uno mismo no es más que uno de los ingredientes del acto libre, muchos de los cuales son coercitivos.
Nuestra mente está condicionada por muchas más circunstancias de las que podíamos y podríamos imaginar. No ya el estado químico de nuestro cerebro, sino el estado inmunológico general, con todos los condicionamientos que le pueden afectar, el estado anímico (lo que no deja de ser una forma de retroalimentación, pero en cualquier caso un proceso mental en el que muy poco ejercita la voluntad), incluso el estado físico general, la alimentación, colonias de bacterias o parásitos que pueden afectar directa o indirectamente..., y a saber qué más.
Todo esto afecta directamente a la concepción de la libertad humana, una idea que cada vez consideramos más utópica. La elección libre está tan condicionada, que para empezar a entendernos tendríamos que redefinir el concepto de libertad, o más bien el de nuestra capacidad real de libertad.
La capacidad de obrar por uno mismo no es más que uno de los ingredientes del acto libre, muchos de los cuales son coercitivos.
Por Cástor y Pólux.
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