El nihilismo es de esas concepciones vitales que, como por
ejemplo el individualismo, ha tenido más bien mala prensa. El Diccionario de la
Real Academia Española le atribuye dos acepciones, a saber, "1- m.
Negación de todo principio religioso, político y social; y 2- m. Fil. Negación
de toda creencia."
Visto así parecería que tiene mucho que ver con la anarquía.
Pero esas definiciones se refieren al sentido más coloquial de la palabra. Una
definición más amplia y correcta de la teoría filosófica a la que se refiere
esa palabra, la podemos encontrar, por ejemplo, en la popular Wikipedia, que la
define de la siguiente forma: "El nihilismo (del latín nihil,
"nada") es la corriente filosófica que toma como base la negación de
uno o más de los supuestos sentidos de la vida. El nihilismo suele presentarse
como nihilismo existencial, forma en la que se sostiene que la vida carece de
significado objetivo, propósito, o valor intrínseco. El nihilismo se puede
considerar crítica social, política y cultural a los valores, costumbres y
creencias de una sociedad, en la medida en que éstas participan del sentido de
la vida negado por dicha corriente filosófica."
La negación de todo principio trascendente es lo que hace
ver este pensamiento tan negativo desde el punto de vista religioso y social.
Pero nosotros pensamos que tiene un sentido profundo vital de gran validez. Y
es que el sentido trascendente no sólo puede negarse directamente, sino que
puede sólo dudarse de la posibilidad de conocer ese sentido. En ambos casos el
nihilismo es una teoría vital válida, que parte del hecho mismo de la
existencia y la forma de entender ésta.
Nuestra sistemática negación de Dios, o incluso la negación
de la posibilidad de conocer a Dios, tiene mucho de hihilista por cuanto
negamos la trascendencia de lo religioso. No sólo nos sentimos solos en este
mundo, es que creemos que estamos solos, y que nada más allá de nosotros mismos
ampara, vigila o da sentido a nuestra existencia.
En cuanto al nihilismo moral tenemos nuestras reservas, pues
no creemos que la negación del carácter fundamental o trascendente de la moral
impida aceptar unas normas de convivencia básicas que incluyan la idea del bien
y del mal, que no son patrimonio de la religión ni son tan absolutas como en un
principio pudiera parecer.
Por Cástor y Pólux.
No hay comentarios :
Publicar un comentario