La melancolía puede llegar a ser un sentimiento intenso, capaz de producir fuertes emociones.
El diccionario de la Real Academia Española la define como "tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente, nacida de causas físicas o morales, que hace que no encuentre quien la padece gusto ni diversión en nada". Nosotros haríamos hincapié en "tristeza vaga" y en "profunda, sosegada y permanente". Entendemos, pues, que la melancolía es un estado ("permanente") que afecta al ánimo y que no está definido por un hecho concreto ("tristeza vaga").
La melancolía parece la exteriorización de un dolor cuya causa no es consciente, de una desazón o de una falta de aceptación de uno mismo. La melancolía produce un dolor que se vuelve contra uno mismo, por eso parece que pudiera ser la expresión de una culpabilidad.
Pero hay una melancolía vital, existencial, cuyo origen es el hecho mismo de la vida y su implicación con la muerte.
Varias parecen ser las causas de la melancolía, aunque el dolor que produce es el mismo. ¿Cuál es nuestra razón?, ¿de dónde proviene nuestra melancolía? Cierto es que cuando reflexionamos sobre la cuestión se nos abren puertas cerradas y motivaciones inesperadas. Y eso es lo que tiene la consciencia, que no es más que la sala de espera de toda una casa en la oscuridad de nuestro interior, llena de habitaciones por descubrir, la mayoría de las cuales no serán nunca abiertas a la luz.
Por Cástor y Pólux.
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