Íbamos a empezar la reflexión de hoy diciendo que la música es posiblemente el arte más emocional. Pero en realidad la emoción es muy subjetiva y personal, lo que significa que no se puede categorizar como lo íbamos a hacer al escribir "el arte más emocional". Más bien habríamos de decir que para nosotros ES el arte más emocional, y enfatizamos el carácter subjetivo de ese "ES". En el fondo, muchas discusiones y malentendidos provienen de no saber acotar lo subjetivo y lo objetivo. Pero no es de esto de lo que queremos hablar, sino de la música.
No es algo buscado, ni suele serlo, el mayor grado de gusto por una y otra manifestación de arte. Para nosotros la música es el arte más emocional porque es el que más directamente nos influye (tal vez sea una cuestión de sensibilidades innatas). Cada canción es el escenario de una o más emociones que nos atrapan, que nos hacen sentir, es una vía de entrada distinta a nuestra mente, es la expresión no verbal, no pensada del sentimiento a través de un medio único y distinto.
Todas las artes son emocionales, por supuesto, la pintura, el cine... y cualquier otra, pero así como con algunas no llegamos a sentir nada, lo confesamos, otras culminan un camino único ante el que estamos indefensos.
Hay buenas canciones de todo tipo, pero solemos preferir las instrumentales, pues la letra suele distraernos de lo puramente musical (menos cuando no entendemos el idioma en que se canta, pues la voz se convierte en un instrumento más, bueno más no, pues suele tener una clara preeminencia sobre los demás, aunque a veces ese desequilibrio produce emociones diferentes y únicas).
La música nos recorre como una corriente eléctrica lenta y suave que se transforma en evocaciones, emociones, sentimientos, recuerdos, deseos, ánimo, desánimo, fuerza, en ocasiones incluso demasiado radicales, pero no es algo que podamos controlar más que apagando el interruptor del "tocadiscos".
No es algo buscado, ni suele serlo, el mayor grado de gusto por una y otra manifestación de arte. Para nosotros la música es el arte más emocional porque es el que más directamente nos influye (tal vez sea una cuestión de sensibilidades innatas). Cada canción es el escenario de una o más emociones que nos atrapan, que nos hacen sentir, es una vía de entrada distinta a nuestra mente, es la expresión no verbal, no pensada del sentimiento a través de un medio único y distinto.
Todas las artes son emocionales, por supuesto, la pintura, el cine... y cualquier otra, pero así como con algunas no llegamos a sentir nada, lo confesamos, otras culminan un camino único ante el que estamos indefensos.
Hay buenas canciones de todo tipo, pero solemos preferir las instrumentales, pues la letra suele distraernos de lo puramente musical (menos cuando no entendemos el idioma en que se canta, pues la voz se convierte en un instrumento más, bueno más no, pues suele tener una clara preeminencia sobre los demás, aunque a veces ese desequilibrio produce emociones diferentes y únicas).
La música nos recorre como una corriente eléctrica lenta y suave que se transforma en evocaciones, emociones, sentimientos, recuerdos, deseos, ánimo, desánimo, fuerza, en ocasiones incluso demasiado radicales, pero no es algo que podamos controlar más que apagando el interruptor del "tocadiscos".
Por Cástor y Pólux.
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