Una sonrisa, un gesto amable, una mirada transparente, un acto de confianza..., debiera ser lo más común. Un mal gesto, una mordaz palabra, una hiriente ironía, una amenaza velada, poner de manifiesto los defectos..., debiera ser una práctica censurable. Pero nadie se censura cuanto cree que tiene razón en criticar u ofender a alguien.
Pero la cuestión no es la razón que tengamos o creamos tener, la cuestión es ¿por qué tenemos a veces es inquina, esa negatividad? Parece como si nos reafirmáramos en el dolor y la desgracia ajenas, como si el mal ajeno mitigase en algo el propio. Sin duda un problema psicológico importante que no somos capaces, ni queremos, reconocer.
Obras son amores y no buenas razones, dice el refrán.
Pero la cuestión no es la razón que tengamos o creamos tener, la cuestión es ¿por qué tenemos a veces es inquina, esa negatividad? Parece como si nos reafirmáramos en el dolor y la desgracia ajenas, como si el mal ajeno mitigase en algo el propio. Sin duda un problema psicológico importante que no somos capaces, ni queremos, reconocer.
Obras son amores y no buenas razones, dice el refrán.
Por Cástor y Pólux.
No hay comentarios :
Publicar un comentario