El efecto de la publicidad no tiene ningún secreto. Se trata simplemente en influir en las decisiones que otros tienen que tomar de forma que adopten la que beneficie a un interés determinado. Es pura manipulación, pero para que no se note demasiado, y ahí está su mérito o mejor dicho su habilidad, lo hace con sutileza, y en ocasiones sin que seamos conscientes de ello.
La publicidad es, pues, un ardid con un potencial enorme, capaz de doblegar voluntades sin que éstas se den cuenta. Pero ese ardid no es exclusivo de la publicidad, cualquier actividad puede integrarlo para su beneficio, llegando así a crearse lo que tenemos hoy día, una maraña de intereses de todo tipo que nos bombardean diariamente con sus mensajes publicitarios, valiéndose de cualquier treta que multiplique sus efectos.
Es el uso de la manipulación lo que convierte a la publicidad en una mala práctica.
Es el uso de la manipulación lo que convierte a la publicidad en una mala práctica.
Por Cástor y Pólux.
No hay comentarios :
Publicar un comentario