Tierra, mar y cielo. La comunión de la naturaleza en lo natural. La tendencia de nuestro origen a su principio. Cada uno de nosotros hermana ese origen con su presente, que se le opone.
Lo opuesto a lo natural no es lo artificial, sino lo elaborado, la sometido a nuestra voluntad, lo transformado por nuestra capacidad.
El hombre es algo natural que modifica lo natural. Tiene el germen de la inconformidad con lo que es. No es una contradicción, sino más bien una evolución dialéctica, la evolución que le caracteriza.
La contradicción no existe, pues las cosas suceden, y si lo hacen es porque lo pueden hacer, porque pueden coexistir las posiciones aparentemente contradictorias. La contradicción sólo existe en nuestra forma de pensar. Y ya es una presunción creer que nuestro pensamiento representa perfectamente la realidad.
Nuestro pensamiento representa la realidad, y toda representación es una reducción asequible de lo complejo. Esa es la esencia de nuestra forma de entender y desenvolvernos en el mundo, que operamos con nuestra imagen del mundo, que no es otra cosa que la aprehensión de la realidad que puede hacer nuestra mente. El mundo al que nos enfrentamos es el mundo que tenemos en nuestra cabeza. Somos lo que somos simplemente porque somos lo que podemos ser.
Por Cástor y Pólux.
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