Se suele
cumplir ese refrán que dice “quien no llora no mama”, a lo que añadiríamos “a
más 'morros' más beneficios”. Y es que casi siempre con un poco de cara dura
consigues lo que quieres. Así es la vida, hay que ponerse un poco “borde” para
que te hagan caso. Como suele decirse “mejor que te teman”, al menos así te
respetan.
Un ejemplo
claro son los Bancos, que imponen su ley y nos obligan a lo que quieren, hasta
que un día te cansas y, cabreado a más no poder, entras en el Banco, formas un “pitote”
de cuidado y como colofón pones una reclamación. Entonces sucede el milagro,
las puertas del Cielo se abren. A partir de ese instante ya están dispuestos a
escucharte, hasta te crees por un momentos que tengan un corazoncito cuanto de
dicen el daño que produce en su imagen la reclamación que has puesto. Y cuando
estás a punto de sucumbir te creces porque has descubierto el juego.
Intentando ser
dialogante y razonable te dan una patada en el culo (sentimos decirlo pero es
ahí donde te la dan), pero siendo un borde te respetan y te escuchan. Pues sí,
así estamos educando a nuestros hijos.
Nosotros,
particularmente, hemos vivido eso, y recomendamos que, con moderación, es
decir, sin convertirnos en unos “bordes” patológicos, hagamos valer frete a
Bancos, instituciones y demás organismos públicos o privados que ignoran
nuestros derechos, a que hagan eso de formar la bronca delante de todo el
mundo, al menos le escucharán.
Lo triste es
que al final uno queda como un “borde” maleducado cuando los que no tienen
educación ni respeto son ellos.
Por Cástor y Pólux.
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