Sentirse traicionado, desigualmente tratado o no valorado nos decepciona y nos hace sentirnos mal y ver de otra forma a quien así nos trata.
Pero piensa, ¿y si descubres que eres tú quien traiciona, quien da un desigual trato y quien no sabe valorar al otro? Seguramente la decepción sea aún mayor y seamos nosotros quienes nos veamos de otra forma, salvo que nos dé igual hacer daño a otros, que no es de lo que estoy hablando.
Perder la confianza en otro es malo, pero perderla en uno mismo es aún peor. Y dime, ¿quién descubre todo eso de uno mismo?, y peor aún, ¿quién se da cuenta que ese descubrimiento lleva a la más cruel de las soledades, aquella que ni siquiera puede contarse?
Por Pólux.
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