Aunque la inteligencia no garantiza nada, pues se puede tener una inteligencia perversa o inadaptada, a priori es una ventaja, pues la inteligencia, sin más, supone una adaptación a la vida.
Cualquiera preferiría ser inteligente ante la disyuntiva de serlo o no serlo, o de serlo mucho o poco. Luego, la realidad y las circunstancias se encargarán de hacer de ello algo positivo o no.
La inteligencia no sólo ha de adaptarse al mundo que le rodea, sino a la sociedad en la que se integra, lo que no es tan fácil o simple como pareciera. En cualquier caso no hemos de perder la perspectiva de que la inteligencia es una ventaja, y si no llega a serlo es por problemas de adaptación que superan la cualidad de la inteligencia.
Por Pólux.
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