Miro desde la atalaya y me olvido del lastre que para mi mente parece ser mi cuerpo. Por un instante creo ser libre, hasta que me percato de que mi mente quiere dirigir incluso mi voluntad, como si yo fuera ajeno a ella.
Yo soy yo y mi consciencia de mi mismo. Tal vez sea de esa autoconsciencia de la que derive ese sentir contradictorio entre yo y mi mente, ladrona de voluntad. Yo soy yo y mi consciencia de ese yo. Además de ser, puedo pensarme, y creo que es eso lo que me produce esa sensación de enajenación, de no ser yo mismo.
Casi nada es lo que parece.
Por Pólux.
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