Hablábamos ayer de la diferente adaptabilidad de un gorrión o de un ser humano al entorno, como si fueran dos formas distintas de representar e interiorizar la realidad. ¿Realmente es así?, me pregunto ahora. Es esa diferencia una cuestión cualitativa o cuantitativa. La representación que se hace el gorrión está limitada por su cerebro, el órgano en el que se da la representación o que la posibilita, pero ¿cuál es la diferencia real entre el cerebro de un animal y el de un ser humano?
No acabamos de entender lo que nos define como ser humanos. Tal vez es que no hay nada que entender, tal vez la mera complejidad posibilite representaciones más complejas, a las que llamamos ideas o pensamientos.
No sé y nada creo que pueda hacer para remediar mi ignorancia, y la siento tan profundamente que me llama la atención cuando alguien afirma de forma categórica saber la razón de lo que yo ignoro tan sustancialmente.
Por Pólux.
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