Cada día la atalaya se enmascara más profundamente en su entorno y se hace mar, se hace tierra y se hace cielo. Y yo dentro siento, como una lluvia de pensamientos perdidos pero ciertos, la disgregación de la atalaya en sus elementos esenciales.
Nada hay más cierto que en la naturaleza humana nada hay cierto, que la autoconsciencia carece de definición propia, y que la naturaleza pacere jugar caprichosamente con nosotros y nuestros deseos.
Por Pólux.
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