¡Qué fácil es hablar! Cuán maravillosa han de ser algunas personas por lo que dicen. O Cuán cándidos somos los demás por pensar que las palabras tienen algún valor.
Tenemos cierta tendencia a sublimar ideas hasta contradecir la realidad. Es puro realismo saber que las palabras se las lleva el viento, la experiencia nos lo muestra constantemente. Ya lo dice el refrán, "hechos son amores y no buenas razones". Sin embargo seguimos maravillándonos al escuchar hablar a alguien y, lo que realmente es sorprendente, asociamos sus palabras fáciles con su carácter, y creemos bueno a quien tiene buenas palabras.
¿De dónde nos viene esa candidez? Es más fácil dejarse llevar por el sentimentalismo que ejercitar la razón.
Por Pólux.
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