¿Podemos acaso ejercer la facultad de pensar por nuestra voluntad? No. Podemos escoger pensamientos y manipularlos, pero La facultad para hacer todo ello emerge espontáneamente de nosotros (nuestro cerebro).
Así como los genes determinan las diferentes especies, el pensamiento parece surgir determinado de igual manera, aunque poco sabemos de la naturaleza de esa facultad que nos hace humanos (llamémosle la Facultad para referirnos a ella).
Me miro y sé que soy yo, más no sé por qué. Quiero saber, y esa inquietud parece característica de la Facultad. Puedo ejercerla, pero no domino la forma de poder hacerlo.
Pero también me miro y no me reconozco. Siento el cuerpo al que estoy atado, ajeno. La Facultad, asemejada en ello al yo, a la autoconsciencia, se erige una vez más autosuficiente, directora de algo que soy y de lo que, a la vez, forma parte. Al menos me hace tener esos sentimientos.
Por Pólux.
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