Se nos va el verano, tal como vino. La Tierra da una vuelta más alrededor del Sol, en su incansable movimiento celeste. Miro al cielo desde aquí, la atalaya, y una gran placidez por ese conocimiento me inunda. Pero a la vez la angustia, traicionera por naturaleza, acecha esquiva, casi imperceptible, a la espera de su memento, el de activar el sistema de adaptación.
La angustia forma parte de nuestro sistema de adaptación al mundo, y es en su desarrollo extremo en el que se manifiesta su conocido carácter negativo.
Por Pólux.
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