La rutina es uno de los ingredientes que ayudan a acabar con cualquier perspectiva de esperanza y felicidad. Si a eso se le une el estrés, o el descontento, o el desinterés, la mezcla se convierte en un fulminante, capaz de acabar prendiendo todo lo demás.
Y hasta los momentos que nos buscamos para evitar la rutina acaban, tarde o temprano, formando parte de ella.
Cuando se ha llegado a ese punto ... Hay que analizar y dar marcha atrás, algo no marcha bien.
Por Cástor y Pólux.
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