¡Cuántas personas hemos estado viendo estos días arregladas, incluso emperifolladas, emperejiladas o peripuestas! Van (o vamos) como grupos de turistas que tuvieran un sello en la frente que pusiera "vamos a una comunión", "vamos a un bautizo" o "vamos a una casamiento".
Los del grupo del "vamos a un bautizo" en la frente entramos en la Iglesia, esa que la gran mayoría de los que íbamos no pisamos ni en sueños, y continuamos la tertulia dentro, más fresquitos que en la puerta, donde daba el sol. Unos grandes ventiladores ayudaban a refrescar el interior. La verdad es que allí sólo faltaba la barra de un bar, por impropio que parezca, pero es que, en ese momento, todo era impropio.
Diez, quince minutos, y parece que la "cosa" (el bautizo en nuestro caso) va a comenzar. Se celebraban también a la vez tres bautizos además del nuestro. Y salió el sacerdote.Con las mismas malas formas de los que estábamos allí, nos ordenó callarnos. Intentó ser gracioso amenazando con apagar los ventiladores si no nos callábamos, pero fue peor, porque la mayoría empezó a tomárselo a pitorreo. Tras cada acto litúrgico nos mandaba callar. Aquello ya parecía un desafío personal. Y así hasta que terminó el bautizo.
Parece mentira que tan creciditos como estamos ya no seamos capaces de estar veinte minutos en silencio en una Iglesia, como muestra de respeto a los que profesan su fe, se comparta o no. ¿Qué tendrá que ver creer o no con la educación?
Pero tan imperdonable es eso como la actitud del señor sacerdote que se rebajó a hacer una y otra vez ese sonido silbante con el que los demás mandamos callar a nuestro perro. En fin, el pueblo por un lado y la Iglesia por otro. Aunque tampoco podemos generaliza con el término pueblo, pues los que estábamos allí tampoco creo que fuéramos representativos de un pueblo en el que hay de todo.
Escuhamos nombrar el término cura varias veces, y es que parece que dicho como allí se escuchaba "cura" sonaba bastante más despectivo que "sacerdote", lo que, por otra parte, era comprensible, dado el malestar que se generó hacia el "cura", que no supo ganarse, aunque no sea su trabajo directamente, ganarse ninguna simpatía.
Luego vino el festejo, el que para la mayoría es el verdadero festejo, el de beber, comer y divertirse todo lo posible, y ya nadie se acordaba del "cura".
Lo cierto es que a aquélla Iglesia no fuimos nadie obligados, aunque tal vez un poco sí, por el compromiso hacia los padre de la criatura bautizada. Toda una realidad religiosa digna de análisis.
Pero ahora olvidémonos de todo y simplifiquemos. Eso es lo que nos propone hoy Adonis en su artículo "Lo simple". Tanto el texto como la fotografía están llenos de contenido, y especialmente la fotografía, aunque a simple vista no lo parezca, más bien al contrario. Pero es que con la ausencia, con el vacío, con lo que no está, puede también decirse mucho. Tenéis su artículo tras esta entrada, en su página, y en los enlaces habituales que ya hoy no vamos a repetir. Esperamos que os guste como nos ha gustado a nosotros.
Os recordamos que ayer tuvimos comentario de Prometeo, sobre la película "Stoker", y una nueva crónica de Hermes, titulada "La Policía Local de Sevilla, en entredicho", que esperábamos con muchas gracias y que no ha defraudado. Si no los leísteis ayer no dejad de hacerlo hoy, merecen la pena. Es curioso que hace unas semanas Pólux nos hablaba, también quejosamente, sobre la Policía Local, aunque sin precisar de dónde.
Hemos vuelto a poner en el lateral derecho la entradas más vistas desde nuestros inicios, y hemos actualizado a hoy el título "Hace un año ..."
Os esperamos cada día, de lunes a viernes aquí, con nuestra introducción, y el fin de semana con los artículos de nuestros amables colaboradores.
Os esperamos cada día, de lunes a viernes aquí, con nuestra introducción, y el fin de semana con los artículos de nuestros amables colaboradores.
Por Cástor y Pólux.
No hay comentarios :
Publicar un comentario