Ayer hablábamos de actuar. Dejar pasar el tiempo y dejarse llevar es cómodo y fácil, pero no nos conduce a donde queremos estar. Todos lo hemos practicado, al menos nosotros, lo confesamos, pero hemos de ser conscientes de que después no podemos quejarnos.
El ver a nuestro vecino progresar, o a nuestro amigo cómo ha adelgazado y se ha fortalecido, o a un familiar como ha triunfado, refuerza nuestro sentido de baja autoestima cuando nosotros también lo quisiéramos y no lo conseguimos, y en eso nos quedamos, preguntándonos ¿cómo han sido capaces de hacerlo?. No debemos quejarnos por estar en una situación que no nos gusta sin hacer nada para cambiarlo. Las cosas no cambian solas. Todos somos capaces, pero algunos lo visualizan, saben lo que hay que hacer y lo hacen, y en otros ese procedimiento falla en alguna fase.
Visualizar: hay que verse en la situación que se desea, para creerlo y sentirlo posible.
Saber lo que hay que hacer: no se adelgazan 10 kilos en dos semanas, por más que nos lo vendan, pero un pequeño gesto diario, a largo plazo produce el mismo efecto. Eso sí, hay que tener paciencia para ver resultados.
Hacerlo: sin la acción y el esfuerzo para actuar nada cambiará, por muchos propósitos que hagamos. Aquí es donde fallamos la mayoría, bien por falta de motivación, de interés, de paciencia, de trabajo ... Tal vez simplemente porque, como decíamos al principio, es más cómodo y fácil dejar pasar el tiempo y dejarse llevar. ¿Y luego nos sentimos mal? Sólo hay un camino, y es sencillo, que no fácil: actuar y actuar.
Y antes hemos de convencernos de que es así.
Por Cástor y Pólux.
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