Las últimas
semanas está luciendo en el cielo nocturno con gran brillo lo que también se
conoce como el Lucero del Alba. Parece la estrella más brillante del cielo. Es
fácil verla poco antes del amanecer, justo por el lado del cielo por donde
saldrá el Sol, y es tan brillante que a eso de las 6:30 ó 7 de la mañana es
difícil no verlo. Realmente es el astro más brillante, aunque no se trata de
una estrella sino de un planeta, el planeta Venus, planeta interior, es decir,
con una órbita más cercana al Sol que la de la Tierra, lo que provoca un hecho
curioso. Dependiendo de su posición en la órbita respecto de la Tierra, se ve
como astro vespertino o matutino. Estos días lo vemos como astro matutino.
En la
antigüedad se creía que eran dos astros distintos, uno el que precedía al sol al
amanecer y otro el que seguía al sol en el ocaso. Su referido carácter de
planeta interior hace que lo veamos siempre cerca del sol. Es una cuestión de
pura geometría. Lo vemos o como ahora, justo antes del amanecer, o justo antes
del anochecer, pero siempre por la parte del cielo por donde aparecerá o se pondrá
el Sol.
Siempre nos ha gustado la mecánica celeste del Sistema Solar, ejemplo
de maquinaria funcionando en perfecta conjunción. Tal vez porque representa la
perfección que suele anhelar el hombre, aunque tal perfección es sólo aparente,
pues las órbitas de unos planetas se ven influidas por otros, ha habido choques
catastróficos entre distintos cuerpos celestes, cometas, asteroides, etc., y pequeñas perturbaciones pueden amplificarse con el paso de los milenios haciendo de la perfección un caos.
Por Cástor y Pólux.
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