Cuando uno
habla expresa principalmente su interior. La forma en que se habla y las cosas
de las que se hace, denotan las preocupaciones de quien las habla, lo que le
parece importante o no. Igualmente nuestro lenguaje corporal nos descubre.
Vamos manifestando nuestra intimidad sin quererlo. Hablamos desde lo que somos,
por eso lo mostramos.
Cuando
hablamos de las personas que nos gustan estamos diciendo qué buscamos y
valoramos en los demás. Cuando hablamos de política y de lo que debiera o no
hacerse estamos mostrando nuestro grado de realismo. Cuando nos peleamos con
alguien estamos diciendo públicamente donde está nuestro límite de aguante.
Si supiéramos
observar mientras los demás hablan, sin esperar simplemente a que terminen para
hablar nosotros, aprenderíamos mucho de quienes nos rodean. Y tal vez
aprenderíamos también a no mostrarnos tanto, a no enseñar nuestras debilidades
cuando hablamos, o al menos a saber controlar cuando queremos mostrarlas y
cuando no.
Por Cástor y Pólux.
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