Abro la puerta y entro en la habitación en penumbra. Apenas vislumbro las formas más voluminosas y genéricas de aquel espacio, muebles, tal vez una ventana, algún obstáculo en el suelo ... Poco a poco identifico objetos más pequeños, veo algunos detalles más en aquella oscuridad.
Me giro y la habitación se gira conmigo. Pienso mientras la habitación me observa, como si supiera lo que estoy pensando. Me voy dando cuenta que todo soy yo y que con cada pensamiento creo la realidad que lo justifica. Como en un juego virtual, la realidad va y viene a la órdenes de algo más fuerte que la voluntad, la propia mente.
Aquella penumbra ..., es mi penumbra.
¿Y a caso todo yo no seré también consecuencia de esa facultad (la mente) que me hospeda?
Por Pólux.
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