¡Por fin ya es viernes! ¡San viernes bendito! Pero claro, siempre que no se trabaje ni el sábado ni el domingo. Somos muchos los que cumplimos esta condición, sobre todos funcionarios y trabajadores por cuenta ajena. Ser funcionario nunca nos ha atraído especialmente, pero ser empresario y no trabajar para otros nos ha parecido interesante.
Pero para ser empresario hay que valer, hay que servir, y nosotros parece que tenemos una limitación genética para ello. Serviremos para otras cosas, pero lo nuestro no es ser emprendedores en los negocios, muy a nuestro pesar, así que nos contentamos con poner verde al jefe, a pesar de no saber lo que es eso porque nunca lo hemos sido.
Si no existiera el jefe, ¿a quien culparíamos de todos nuestros problemas laborales?, ¿con qué conversación llenaríamos las horas que dedicamos a criticarle?, ¿qué uniría a una plantilla de trabajadores si no existiera el jefe?
Psicológicamente también es muy útil, hasta profiláctico diríamos, tener alguien con quien desahogar las frustraciones que nos produce la vida. Si no existieran los jefes las consultas de los psicólogos y los psiquiatras estarían constantemente abarrotadas, y ya serían más que ricos a nuestra costa. Así que los jefes cumplen una función social de gran importancia. Hemos de reconocerles al menos eso.
Bueno, acabemos hoy de trabajar para irnos a casa a sudar, porque, claro, el jefe está de vacaciones, sí, sí, el mismo que nos puso todas las pegas del mundo para cogérnoslas nosotros. Al principio nos hizo creer que éramos imprescindibles, pero luego comprendimos que si éramos imprescindibles era para que pudiera él irse de vacaciones cuando le diera la gana.
Pero gracias a Dios tenemos un jefe al que poder odiar, porque si no fuera así no sabemos que sería de nosotros.
Por Cástor y Pólux.
No hay comentarios :
Publicar un comentario