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No sé si mirar arriba, adentro o abajo, porque lo que encuentro frente a mí es más de lo mismo, de lo mismo que yo soy quiero decir. ...

sábado, 30 de noviembre de 2013

HERMES Y LA VIOLENCIA; EL COMETA ISON.

Bienvenidos, obtentarios. Nos acercamos ya a diciembre, mes navideño e invernal, de compras y de frío, de recogimieno pero también de fiesta, fin y principio del año ..., un mes completito.

Hoy os proponemos la revisión de un artículo de Hermes, o un primer acercamiento a él si no lo habéis leído antes. Nos referimos a su artículo "La violencia sólo engendra nuevas formas de violencia", publicado el 7 de julio de 2013. La primera foto que acompaña el artículo es ya muy reveladora.

De nuevo este fin de semana las fotos de cabecera del blog son de María Ruda. Esperamos que disfrutéis con los paisajes que con tanto gusto y acierto ha fotografiado.

Ya sabéis de nuestra afición por la astronomía y en general las ciencias del espacio, así que no podemos dejar de hacer mención al cometa ISON, que el día 28 de noviembre pasó por el perihelio (su mayor acercamiento al sol). Aún no son claras las noticias sobre si ha sobrevivido en su integridad tras ese paso. Parece que sobrevivir ha sobrevivido, pero lo de íntegro es más dudoso.

Muchos de estos cuerpos cometarios, sobre todo los que como éste no tienen una órbita elíptica que les procure pasos periódicos por el perihelio, no son cuerpos sólidos como una piedra. Están formados por los restos del material primigenio con el que se formó el sistema solar, en una especie de amalgama que se compacta levemente por un efecto de atracción gravitatoria mínima, obteniendo su mayor cohesión por efecto del hielo (de distintos materiales) que, a modo de argamasa, mantiene los restos que componen el cometa de una sola pieza.

El acercamiento del cometa al Sol produce principalmente tres efectos. Uno es la sublimación de los gases y compuestos volátiles de la superficie del cometa, lo que produce la coma y la cabellera típicos de los cometas. Mientras más se acerca al Sol más intenso es ese proceso, pudiendo llegar a sublimar el hielo que mantiene unidas las distintos materiales del cometa, provocando su disgregación, lo que termina en la desintegración el cometa. Otro efecto es el producido por el viento solar (partículas de gran velocidad que salen del Sol hacia el espacio, causa de las auroras boreales en la Tierra y en otros planetas). Ese viento solar ejerce una presión sobre los cuerpos que, aunque mínima, puede ser suficiente, dada su presencia continuada, para afectar a la integridad del cometa, a veces muy frágil. El tercer efecto es la fuerza de gravedad del Sol, cuyo campo es tan intenso que puede literalmente destrozar el cometa. Al acercarse al sol el cometa va notar un tirón, un empuje cada vez más fuerte, que puede ser más que suficiente para desintegrarlo. Algunos cometas se han desintegrado a su paso por las cercanías de los planetas gigantes del Sistema Solar (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno son los cuatro gigantes gaseosos), cuándo más dramático será su paso alrededor del Sol.

Pero el que un cometa se desintegre depende de muchos factores, la mayoría de los cuales se desconocen, de ahí de la dificultad de predecir su comportamiento: su composición, su fuerza de cohesión interna, su densidad, el tipo de materiales que lo forman, la proximidad al Sol que alcance, la presión del viento solar (fulguraciones ocasionales aumentan la presión), paso cercano por planteas del Sistema Solar, y algunos otros factores más.

No sabemos, pues, si ha sobrevivido al paso por el perihelio y si, de hacerlo, está íntegro o se ha desintegrado en parte. Dependiendo de ello varían las posibilidades de verlo a simple vista o no. Esta noche, o al amanecer, intentaremos verlo desde nuestra atalaya. Se ha hablado mucho de la posibilidad de que sea visible a simple vista, pero la experiencia nos dice que hemos de se cautos ante esa posibilidad, pues no siempre se comportan según nuestras predicciones. Lo que sí os aseguramos es que el espectáculo de un cometa claramente visible a simple vista es magnífico, pues hace ya algunos años tuvimos la suerte de poder disfrutar de un cometa con esas condiciones. Aunque también es cierto que nos emocionamos más porque sabemos lo que significa ese evento que por la grandiosidad en sí de verlo, pues en la mayoría de las ocasiones las vistas astronómicas a la que tenemos acceso los aficionados se reducen, a decir de los profanos en la materia, a puntitos (estrellas, planetas, nebulosas planetarias, galaxias, etc.) o a rayitas (cometas, anillos de saturno, fases de Venus, etc.)

Por Cástor y Pólux.

viernes, 29 de noviembre de 2013

¿QUÉ ELIGES, CIENCIA O HUMANIDADES?: NOSOTROS ELEGIMOS A MARCUSE.

"La dicotomía entre la ciencia y las humanidades (denominación engañosa: ¡como si la ciencia no formara parte de la humanidad!) no puede ser superada por el conocimiento y el respeto mutuos; su resolución supondría el acceso de los objetivos humanísticos a la formación de los conceptos científicos y, recíprocamente, el desarrollo de objetivos humanísticos bajo la guía de los conceptos científicos así formados. Pero con anterioridad a esta unificación interna, la ciencia y las humanidades difícilmente estarán preparadas para desempeñar un papel de importancia en el surgimiento de una sociedad libre. Las humanidades estarán condenadas a seguir siendo esencialmente abstracta, académicas, "culturales" -enteramente separadas del proceso de trabajo diario-. La ciencia, por otra parte, continuará dando forma al proceso de trabajo y, con él, al universo diario del trabajo y del ocio, pero no hará nacer, en virtud de su propio desarrollo, la nueva libertad humana."

Como veis ya Marcuse (el sociólogo y filósofo alemán -1889/1979- enmarcado en el movimiento de pensamiento llamado Escuela de Frankfurt) hablaba de la ficticia -por cuanto el conocimiento como tal no la ampara- y real -por cuanto que funciona y es totalmente operativa- diferenciación y oposición entre la ciencia y las humanidades.

Ese fragmento está tomado de su ensayo "El individuo en la gran sociedad" (1966). Creemos que su pensamiento y sus ideas siguen vivas y vigentes.

Algún día deberíamos hablar algo más de Herbert Marcuse, judío que se exilió de Alemania el mismo año en que Hitler subió al poder (1933), y que escribió el famoso y especial "El hombre unidimiensional" (1964), de lectura más que recomendable, en el que dejó constancia de su compromiso social y de su crítica de las estructuras sociales de la llamada sociedad moderna, ideas tal vez demasiado utópicas para la sociedad actual, aunque tal vez por eso mismo más necesarias que nunca.


Por Cástor y Pólux.

jueves, 28 de noviembre de 2013

LA FELICIDAD, CUESTIÓN RELATIVA.

La felicidad en la vida depende más de nuestra propia apreciación subjetiva sobre ella que de la situación "real" en la que podamos encontrarnos, entiendo por "real" una medida estándar de aspectos valuables respecto de la totalidad de la población en la que nos encontramos, considerando a su vez como aspectos valuables aquéllos susceptibles de una medida objetiva, como los económicos, físicos, médicos, logros sociales, etc.

Es evidente que la percepción de nuestra realidad tiene más peso que esa realidad misma. No es más feliz quien más tiene o más gana, quien es más admirado o más reconocido, quien más actividades hace, más viaja o más gasta, quien más ayuda a los demás o más bondadoso es, quien es más religioso o más vida espiritual tiene, quien más habla o quien más calla..., no. Es más feliz quien más percibe como feliz su vida, lo que puede tener mucho que ver con los aspectos citados o nada que ver con ellos, dado el carácter subjetivo de nuestra apreciación de lo percibido.

"Seré verdaderamente feliz cuando considere y crea que lo soy", afirmó en una ocasión un buen amigo cuya idea compartimos.


Por Cástor y Pólux.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

VUELTA A LA ATALAYA.

Después de unos días fuera de nuestra atalaya hemos vuelto hoy a ella para paladear y degustar esta tranquilidad absoluta, para dejarnos acariciar por esta brisa que envuelve nuestros sentidos, para olvidar la peor de las soledades, la que se siente estando rodeado de otros, para olvidar el peor de los desamores, el que se siente junto a personas que no quieren, para olvidar..., en realidad sólo para olvidar.

¿Y tanto hay por olvidar? ..., y vosotros ¿tenéis mucho que olvidar? Tampoco hemos de perder demasiado tiempo en ello. El tiempo que nos queda, que cada vez es menos, hemos de invertirlo en lo que queremos, en deseos, en placeres, en obtener bienestar. Olvidar, a veces, requiere mucho tiempo, y no merece la pena invertir en ello el poco tiempo que nos queda. Es ése un intento que no siempre procuramos, y de hacerlo no siempre conseguimos, y de conseguirlo no siempre valoramos.

Cerramos los ojos y toda parece desaparecer. Así es nuestra atalaya. Allá cerramos los ojos al mundo que conocemos acá, al dolor, al sinsabor, al cansancio, al desánimo, a la anulación..., y los abrimos a... ¿a qué realidad los abrimos?

Por Cástor y Pólux.

martes, 26 de noviembre de 2013

EVOLUCIÓN Y VIDA.

La vida puede entenderse bajo las premisas de la teoría de la evolución. Los hechos azarosos que nos suceden modifican nuestra vida, pudiendo hacerla mejor (adaptación positiva) o peor (adaptación negativa).

Se cuenta el caso de un monaguillo a quien el cura, después de muchos años, despidió por no saber leerlo ni escribir. Para salir adelante tuvo que aprender a leer y escribir, y así consiguió un trabajo en el que pudo progresar, llegando con los años a ganar mucho dinero y virvir cómodamente.

Años después el cura se encuentra con su antiguo monaguillo y le pregunta cómo le va.
- Muy bien, tengo una familia y vivimos cómodamente de mi trabajo, en el que me tienen en muy buena consideración.
- ¿Y cómo es eso, si tú no sabías leer ni escribir? - le preguntó el cura.
- Pues gracias a usted. Si no me hubiera echado, aún seguiría siendo un humilde monaguillo que no sabría leer ni escribir.

Es sólo un ejemplo de como las circunstancias modelan nuestra forma de vida, introduciendo en ella cambios cuando no somos nosotros capaces de tomar decisiones para ello, y aún siendo capaces de tomarlas.

Es una presunción creer que sólo somos producto de  nuestras decisiones, la vida nos lleva por caminos inesperados cuando no somos capaces de decidirlos nosotros, y aún tomando las decisiones para forjarnos nuestro propio camino.

Por Cástor y Pólux.

lunes, 25 de noviembre de 2013

OPACOS A LA LUZ NUEVA.

Vamos por el mundo absortos en nuestros problemas, en los pensamientos que cada día nos invaden, sin prestar atención a lo que nos rodea, a las pequeñas nuevas cosas que a cada instante aparecen.

Miramos pero no las vemos, oímos pero no las escuchamos, notamos pero no las sentimos. Nuestra atención está cautiva de una rutina que nos empobrece, que nos aleja de nuevos estímulos que podrían enriquecernos.

Nos hemos vuelto opacos a la luz nueva que fluye a nuestro alrededor. La rutina, el cansancio, el desinterés, la prisa, el estrés, la comodidad..., todo ello juega en nuestra contra, impidiéndonos ver más allá de nuestro cerco de seguridad, un cerco que nos da tranquilidad y a la vez nos limitada. ¿Hemos de romper ese cerco? Más bien habríamos de ampliarlo, de evitar que se convierta en una cárcel, en una muralla que además de evitar que entre el enemmigo nos impida que podamos salir.

El tiempo correo cada vez más aprisa, y va poco a poco agotándose. Nada podemos hacer respecto de lo segundo,  pero ¿tendrá algo que ver todo lo que hemos dicho respecto de lo primero?

Por Cástor y Pólux.

domingo, 24 de noviembre de 2013

NUEVO ESTILO, PALMERA Y MIEDO A LA OSCURIDAD.

Ayer estrenamos nueva cabecera de Obtentalia y un nuevo estilo para el blog, aunque la estructura básica la seguimos manteniendo igual.

La fotografía de cabecera de hoy es otra de las que nos ha enviado amablemente María Ruda. En este caso vemos una palmera solitaria sobre un fondo rojizo de nubes altas.

¿Qué puede simbolizar esa palmera? La soledad, la individualidad frente a la generalidad, el sentimiento de soledad frente al momento final, la forma de esconder nuestro interior contra lo que nos rodea ...

También puede simbolizar el miedo ante una figura negra sobre un fondo rojizo que pueden representar el muerte, el dolor o el daño y la sangre. Sólo es cuestión de imaginación, ingrediente necesario para muchos miedos, entre ellos el miedo a la oscuridad. ¿Sentís o habéis sentido miedo a la oscuridad? No nos referimos a un poco de reparo a entrar en una habitación totalmente oscura o a atravesar de noche un pasillo sin luz, no, nos referimos a verdadero pavor nada más que pensar en hacerlo, a un sentimiento paralizante que impide pensar y actuar, que sólo da la opción de escapar corriendo.

¿Habrá algo al fondo acechándonos?
El miedo a la oscuridad es un miedo irracional que se alimenta de la imaginación y la fantasía. A mayor fantasía más cosas podemos imaginarnos ocultas en la negrura desconocida.

Ese miedo a la oscuridad es una sensación irrefrenable, que nace de lo más profundo de nuestra mente desde la capacidad de pensar e imaginar, aunque su origen no está en esa capacidad, sino en una neurosis, es decir, no deja de ser un trastorno que distorsiona nuestro pensamiento racional ante un hecho al que no respondemos de forma adecuada. Se desarrolla una conducta más o menos desmedida que no está en consonancia con aquéllo que lo produce, debido a la ansiedad que ocasiona. No vamos a entrar en detalles psicológicos de su origen último, pues para eso están los profesionales que bien saben de ello (o deben saber).

Nosotros nos vamos a referir sólo al sentimiento subjetivo con el que nos atenaza ese miedo. Es irrefrenable y paralizante, pues cuando se siente toda nuestra mente está infestada. Es un miedo que suele desarrollarse en la infancia o incluso antes.

Pero es curioso que el miedo se siente cuando se percibe cierta indefensión ante la oscuridad, y no al revés, cuando nos amparamos en ella. Recordamos por ejemplo cuando éramos niños y jugábamos a escondernos en la enorme casa de nuestros abuelos, llena de habitaciones y pasillos oscuros. Había que pensárselo dos veces antes de pasar por allí. Sin embargo, cuando jugábamos a espiar a una señora mayor que vivía con nosotros nos escondíamos en la oscuridad sin el menor reparo. Tal vez el que fuéramos nosotros entonces los que acecháramos hiciera que no nos sintiéramos acechados a su vez.

Las casas grandes, en las que hemos vivido en nuestra infancia y adolescencia, han sido en ese sentido una verdadera pesadilla para nosotros, al menos en determinados momentos. Y es que hay que estar ahí, escuchando los crujidos del techo, los ruidos del aire en la azotea y las voces de los vecinos filtradas por los muros para entender como la oscuridad convierte todo ello en un mundo inventado pero aterrador.


Por Cástor y Pólux.