FALTA DE EDUCACIÓN III. SUBIR Y BAJAR DEL TREN.

Y la tercera y última entrega de la mala educación en los trenes de cercanías. Ya hablamos de las rampas mecánicas y de los tornos.

Cuando se va a entrar en un lugar de donde antes tiene que salir gente, como un ascensor, un tren, un coche, etc., lo educado, y sobre todo lógico, es dejar salir antes a las personas que están dentro. Y es sobre todo lógico porque si no se deja salir a quien está dentro resulta más difícil entrar. El principio físico aplicable es bien sencillo, es más difícil entrar en lo que está lleno, sobre todo si está muy lleno, que en lo que está vacío.

Deberíamos esperar que bajara la gente del tren antes de empezar a subir. Pero es tal el ansia de subir, de coger el mejor sitio o no sé qué, porque realmente no lo sé, que nos lanzamos como posesos sin importarnos que alguien esté bajando. El galimatías es a veces importante y lo empujones molestos.

Pero es que para bajar del tren sucede algo parecido, una competencia feroz par bajar el primero. Se nos va la vida en ello. Es como si el retraso de unos segundos en salir se tradujeran en años de vida. La razón no la sé, supongo que el ansia por llegar cuanto antes a casa.

Pero la mala educación llega a veces a extremos ridículos: empujones, malas caras, carreras, más empujones... Lo que somos capaces de hacer los humanos por conseguir bajar antes que otro del tren, es decir, por nada.

Por Pólux.

ALLÁ A LO LEJOS, DONDE SÉ QUE NADA ES.

Allá a lo lejos, donde el cielo se vuelve brumoso, donde las gaviotas parecen no alcanzar, allá donde el lejano barco parece ya perdido, donde la vista se transforma en ensueño, sólo allá creo estar el descanso de mi alma.

Allá a lo lejos, donde lo que es es lo que quiero, donde creo vivir mi última razón, allá, allá a lo lejos, sé, en lo más profundo, que nada hay, más no quiero saberlo y miro una y otra vez, allá, a lo lejos, complacido por el deseo de querer creer aún no creyendo.

Por Pólux.

POESÍA DE JUAN RAMÓN JIMÉNEZ.

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ.

      

    MI TRISTE ANSIA

Lo que corre por la tierra es humo,

no agua.

Y su azul se desvanece como

mi ansia.

Lo que vuela por el aire es bruma,

no ala.

Y su pluma se deshace como

mi ansia.

Lo que sube por la sombra es sueño,

no alma.

Y su gris se descompone como

mi ansia.

CONTENIDO MENTAL DE LA REALIDAD.

Desvelando lo que ayer decía, la fotografía de cabecera de hoy, que es la misma de ayer, está tratada a partir de una foto del agua del mar en la orilla, llena de espuma blanca tras romper una ola. Nuestros técnicos la han tratado con varios filtros y el resultado es el que veis.

La hemos querido repetir hoy porque según nos habéis dichos varios os ha gustado. Eso nos complace. Siempre es un placer poder alegrar a los demás, sea en las condiciones que sea.

Ese cambio operado en el original para dar el resultado final aviva la imaginación, y es un símil perfecto para explicar cómo funciona la mente, para entender la diferencia entre la realidad y el equivalente mental de esa realidad. Los filtros operan reflejando la realidad pero modificándola, y ese contenido modificado es el que maneja nuestra mente.

Por Pólux.

APARIENCIAS: LA VIDA QUE NOS ESTAMOS DANDO.

¿Les gusta la fotografía de cabecera de hoy? Les aseguro que no es lo que parece, o al menos sólo lo es en parte. Parecen burbujas de agua agitada bajo un suelo de baldosas de cristal. En la foto original algo de ello hay, pero no diré el qué... hasta  mañana.

Así es también la vida que nos prodigamos, con apariencias que pretenden pasar por verdades, suntuosas y seguras. El sistema productivo vive en gran parte de ello, sobre todo el que depende de la publicidad. Nos quieren hacer creer no ya lo que no es, sino lo que, peor aún, sabemos que no es.

Difama que algo queda, parece ser la máxima de los publicistas. Asocia una idea a un producto, aunque nada tenga que ver, que algo quedará en la retina, que la asociación habrá creado un vínculo, por débil y escondido que esté, en nuestra mente, suficiente para que en un determinado momento surta efecto.

Esa es la vida que estamos creando. No sé si la que queremos, pero sí la que nos estamos dando.

Por Pólux.

LOS ANTISISTEMA: UN VACÍO LLENO DE IGNORANCIA.

Me hace mucha gracia observar a los antisistema  utilizando el sistema para todo, para protestar, para hacerse oír... Dicen que han de usar el sistema para acabar con él. Unos antisistema que se presentan a las elecciones, toman posesión de sus escaños, cobran a fin de mes por el estado, que es parte esencial del sistema, para luego ponerse a despotricar contra el sistema.

Se sienten "progres", como los hippies en su momento, o como la izquierda radical en el suyo, sólo que los antisistema no tienen el suyo.

Les ocurre como a los populismos, que hablan de lo quieren hacer, pero nunca nos explican cómo lo van a hacer. ¿Qué "sistema" van a usar los antisistema?, ¿cómo van a gobernar?, ¿cómo van a pagar la deuda o van a acabar con el paro?, ¿de dónde van a sacar el dinero para sus inversiones en mejorar la sanidad, la educación y todo lo demás?

Son como los anuncios de televisión, publicidad manipuladora, falacias en cadena. Pero como suele decirse, el tonto no tiene culpa de ser tonto, pero sí la tiene quien no siéndolo le hace caso. Pues eso les pasa a los populismos, a los antisistema y a los neo-hippies, que hablan de ideas trasnochadas que cualquier estudiante adolescente de filosofía sabe que hace tiempo que fueron superadas. Pero siempre hay quien no tiene la suficiente personalidad ni seguridad en uno mismo como para no dejarse llevar por argumentos de apariencia, de nula validez ante el más leve estudio lógico o epistemológico.

La protesta del antisistema no es más que la protesta de uno más del sistema que se autodenomina así.

El verdadero antisistema, el verdadero, pues alguno hay, no va por ahí proclamándolo, eso seguro. Los otros sólo hacen gala de su ignorancia diciendo lo que dicen y haciendo lo que hacen.

Por Pólux.

FALTA DE EDUCACIÓN II. TORNOS .

Vamos con la segunda entrega de actos de mala educación y falta de respeto a los demás en el uso del tren cercanías.

En las estaciones de cercanías hace ya tiempo que colocaron unos tornos para la entrada de los usuarios, en los que se introduce el billete, se abren las barreras del torno, recoges el billete que sale por una abertura y pasas dichas barreras que se cierra tras unos segundos.

No es la primera vez que una persona se para delante del torno y se pone a buscar el billete. Normalmente se suele ir con prisa, hay muchos usuarios y los tornos están siendo todos usados y pararse delante de uno de ellos molesta bastante. Se forma una cola y se retrasa el acceso.

Si sólo fuera que esa persona se mete la mano en un bolsillo para sacar el billete tampoco tendría mayor importancia. Pero no es ese el caso que les cuento. Me refiero a ese señor que después de buscar en todos sus bolsillos del pantalón, de la camisa y de la chaqueta comienza con la segunda ronda de búsqueda en los mismos bolsillos. El billete no aparece, pero tiene que estar ahí, así que a repasar bolsillos hasta que aparezca. O esa señora que comienza una búsqueda en las profundidades de su bolso, sí, ese en el que lleva de todo lo imaginable y es prácticamente imposible encontrar algo sin darle la vuelta y vaciarlo. Su infructuosa búsqueda la realizan en la misma entrada del torno, de forma que nadie más puede pasar.

Es un gesto de mala educación y falta de respeto, pero podría uno pensar que no se ha dado cuenta de que está molestando, a todos nos puede pasar.  Pero es que cuando le indicas que deje pasar te mira con cara de malas pulgas y sigue su búsqueda, o te dice molesto, ¡es un momento, hombre! Cualquier cosa menos apartarse educadamente e ir dejando pasar a quien viene con su billete preparado en la mano.

¡Qué esperen los demás!, siempre es mejor que tener que esperar yo, ¿no?

Por Pólux.