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LAS CRÓNICAS DE HERMES


NO TODOS LOS ESPAÑOLES SOMOS IGUALES... ANTE LA LEY.
Por HERMES (2 de febrero de 2016.)


       Se llama Esther Gabarre, es madrileña, y reside en el barrio de Manoteras -perteneciente al distrito de Hortaleza-, en la capital de España. Pese a no ser excesivamente mayor, a sus 40 años, su estado civil ya la reconoce como viuda y madre de familia numerosa pues tiene cuatro hijas. Sus escasos recursos para subsistir y su depauperada economía hacen el resto. La víspera del día de Reyes del recién estrenado 2016, cuando el consumismo y el gasto personal se disparaban en algunos casos hasta límites desaforados como consecuencia de las fiestas navideñas, Esther -según confesó- no tenía nada en la cartera y, lo que es peor, tampoco en la nevera de su casa. No sé si lo meditó mucho o poco, pero lo cierto es que ese día se dirigió a una gran superficie comercial en Getafe y allí empezó su calvario. Su torpeza fue intentar sustraer del establecimiento prendas de vestir cuyo valor total ascendía a 428 euros para, posteriormente, revenderlas en la calle y, de ese modo, obtener un dinero con el que hacer frente a otras necesidades. Pero su recorrido duró poco porque a la salida del local, alertados los servicios de seguridad del centro por una dependienta del mismo, fue retenida por los vigilantes, quienes llamaron a la policía. Las fuerzas del orden la detuvieron por tan reprobable acción y pasó toda la tarde en Comisaría mientras los agentes redactaban el correspondiente atestado. Hasta ahí todos los pasos seguidos –salvo, evidentemente, los de la propia Esther- son muy correctos y  ajustados a Derecho por parte de todos los intervinientes. Aunque es a partir de esa detención policial cuando comienza el agravio comparativo, que surge cuatro días antes.

       Es el 1 de enero y un coche camuflado de la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana, en la Comunidad de Madrid, al observar circular a un Audi R8 por la M-40 a más de 200 k/h. intenta darle el alto sin conseguir que se detenga. A partir de ese momento y durante varios kilómetros, la Brigada inicia una persecución -el vehículo de los funcionarios llevaba un gábilo en el techo que hacía ver su condición policial- para intentar dar alcance al temerario conductor e identificarlo hasta que  llegaron a Valdebebas donde otra vez los agentes volvieron a ordenar pararse al vehículo de alta gama. Por fin, y tras hacer nuevamente caso omiso a las ordenes de los miembros de la seguridad del Estado, el Audi alcanza su destino y franquea sin vacilar la barrera de acceso a la Ciudad Deportiva del Real Madrid mientras los vigilantes del club impiden el paso a los policías a pesar de mostrar sus credenciales. Sencillamente kafkiano. Finalmente, y previo aviso al jefe de seguridad de la entidad, se les permite la entrada a los agentes que dentro de las instalaciones identifican al infractor: un tal James Rodríguez, futbolista de la institución. A otra persona que hubiera cometido el mismo delito -como por ejemplo usted que lee estas líneas o Esther Gabarre- la policía les habría detenido, esposado, -incluso, quizá, zaherido- y trasladado a sus dependencias permaneciendo en las mismas el tiempo necesario para elaborar el atestado con el que el detenido habría sido llevado ante el Juez de guardia. Pero con el jugador no se atrevieron a seguir esas pautas. Tendrían sus razones -que seguramente la gente de la calle no entenderá-, pero James consiguió su objetivo y los miembros de seguridad del Estado tuvieron que conformarse con identificarlo en su lugar de trabajo. Todavía, aunque algunos quebranten la Ley, pertenecer al Real Madrid y ser futbolista mediático sirve de bula y de gracia.

       Desde luego, no justifico de ninguna forma la actuación de Esther Gabarre; pero mientras ella intentó sustraer prendas por valor de 428 euros, el jugador puso en peligro con su temeraria e imprudente velocidad la seguridad vial durante varios kilómetros -primer delito- y, posteriormente, desobedeció de forma reiterada a los agentes -segundo delito- que le daban el alto. Qué el lector saque sus propias conclusiones. Pero el agravio y la desigualdad policial hablan por si solas. Es lo que tiene ser famoso.

       Por otro lado, Esther en un proceso express ya ha sido condenada. Y lo ha sido, ni más ni menos, que a la pena de cuatro meses de cárcel. ¡Con qué facilidad el Ministerio fiscal acusa en España a algunos y con qué no menos rapidez algunos jueces condenan a otros con castigos ejemplarizantes! Es evidente que en nuestro país hay dos varas de medir: la de los ricos y poderosos y la de los pobres y humildes. Como yo me incluyo en el segundo estadío de personas me preocupo por los tratos desiguales que aplica la Justicia y la policía a la gente pues nadie está exento de verse metido en un lío sin comerlo ni beberlo y experimentar tales arbitrariedades. Porque está claro que el famoso artículo 14 de la Constitución -«Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social»- ni se cumple, ni -por supuesto- en la práctica todos los españoles somos iguales para el Derecho.

       Se recoge que el Rey es inviolable sin sujeción a responsabilidad, y los restantes miembros de la familia real, si fueran llamados a testificar, podrían responder al interrogatorio por escrito. Asimismo, en el artículo 412 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, «están exentos de concurrir al llamamiento del Juez, pero no de declarar, pudiendo informar por escrito sobre los hechos de que tengan conocimiento por razón de su cargo: El Presidente y los demás miembros del Gobierno. Los Presidentes del Congreso de los Diputados y del Senado. El Presidente del Tribunal Constitucional. El Presidente del Consejo General del Poder Judicial. El Fiscal General del Estado. Los Presidentes de las Comunidades Autónomas». Y etc. etc. etc. Al pueblo llano, con perdón, que «nos den morcilla» por no decir otra cosa.

       Mientras tanto, el «muy honorable» Jordi Pujol y sus hijos pasean tranquilamente por la calle porque para eso son millonarios con el dinero que han conseguido... «a través de una herencia», según manifiestan en su osado cinismo. Un sujeto como Rodrigo Rato, que ha hecho y desecho en la entidad «Bankia» lo que ha querido tampoco está en la cárcel. Da igual; para eso el Gobierno, con el dinero de todos, ha rescatado a la entidad. Sin embargo, a Esther Gabarre, ¡qué prisa se han dado en condenarla! Luis Bárcenas, que sí está en prisión, dicen que no recibe por parte de las autoridades penitenciarias el mismo trato que un preso común contando con solapados privilegios y prebendas. Por otro lado, la Fiscalía anticorrupción, que teóricamente está para velar para que se cumpla el principio de legalidad, no ve indicios de delito en la venta de preferentes a ancianos analfabetos por parte de la Banca. Asimismo, el Ministerio fiscal considera que la infanta Cristina no sabía lo que firmaba solicitando, de esa forma, que no sea imputada en su intento de que la «marca España» y la monarquía no se vean manchadas. Con su actitud, más pareciera su abogado defensor que el pilar garante de la legalidad de un Estado de Derecho. Si esa es la actitud del Ministerio público, por mal camino vamos los ciudadanos pues parece que volvemos a la dicotomía entre ciudadanos y súbditos. Los diputados del Partido Popular, Pedro Gómez de la Serna y Gustavo de Arístegui pactaban sin ningún tipo de pudor importantes comisiones por hacer negocios en Panamá. Aunque la Audiencia Nacional los investiga por organización criminal, de la Serna, al ser diputado y no tener la vergüenza de renunciar a su cargo, ya parte con el privilegio de su aforamiento.



       Y así, tantísimas tropelías, injusticias, arbitrariedades, favoritismos, desigualdades, privilegios, abusos y todos los calificativos que el lector quiera añadir. Dice, pone punto final y descansa un muy indignado Hermes.


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¿ULTRAS Y RADICALES VIOLENTOS EN EL FÚTBOL?; NO GRACIAS.
 Por Hermes (7 de diciembre de 2014).


Oigo y leo con auténtico pesar y pavor las noticias que aparecen tanto en radio y televisión, como en los medios escritos, sobre la muerte de un ultra del Deportivo de La Coruña tras una multitudinaria pelea con radicales del Frente Atlético. El infortunado respondía al nombre de Francisco Javier Romero Taboada, conocido como «Jimmy» en su círculo, y a sus 43 años deja dos hijos que, lamentablemente, no volverán a ver más a su padre. No quiero -por lo doloroso que resulta que una persona pierda la vida en estas circunstancias- profundizar en el tema, pero no debemos olvidar que sus agresores han actuado con saña, pues tras apalearle le han lanzado al río Manzanares. En mi opinión, ha sido un asesinato en toda regla; sin presunción de inocencia, pues manifestar lo contrario es un insulto a la razón. Serán los jueces, cuando llegue su momento, quiénes se encarguen de aplicar Justicia. El siete de julio de 2013, desde esta misma tribuna de «Obtentalia», escribía que «La violencia sólo engendra nuevas formas de violencia». Evidentemente, la frase no es mía, ni tampoco reciente, pero con la pérdida de la vida de una persona de forma tan absurda, la locución vuelve a cobrar actualidad y creo que debe de servir para meditar y reflexionar. Desde luego, los culpables directos son los autores materiales de los hechos, pero considero que el Estado también tiene su parte de culpa por no poner el máximo celo en su erradicación. ¿Cómo...? Cuando los grupos de extremistas y violentos que todo el mundo conoce (Ultras Sur, Frente Atlético, Boixos, Bukaneros, Biris, Supporters Sur, Riazor Blues, etc. etc.) entran un domingo sí y otro también en los estadios sin que el propio Estado haga nada para disolverlos, de alguna manera, también es culpable. Asimismo, cuando la Policía no tiene una orden directamente emanada del Ministerio del Interior de disolver a estos grupos radicales por el peligro que entrañan, el Ministerio y, consecuentemente el Estado, es el que debe ser considerado responsable por no haber puesto todo lo que está a su alcance para proteger con diligencia el cumplimento de un deber como es garantizar el orden y la paz social. En Inglaterra era costumbre citar a los componentes de estos grupos violentos una hora antes, permaneciendo hasta una hora después de los partidos en Comisaría, bajo apercibimiento que de no hacerlo serían puestos en busca y captura. Ciertamente, una medida que entraña su logística y esfuerzo pero la seguridad debe de primar por encima de todo; ahora bien, en nuestro país actuar de esta manera pareciera que diera miedo a los políticos. Por otro lado, no entiendo cómo unas fuerzas de seguridad modernas y preparadas como las españolas no tuvieran conocimiento de la «quedada» de los radicales a través de sus sistemas de información. Nuestra Guardia Civil y Policía Nacional son unos cuerpos de primerísimo orden pero en esta ocasión han ido por detrás de los violentos. Me asusta que una persona haya perdido la vida; pero me produce auténtico pánico saber que esa muerte se podría haber evitado.

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"UNA MISMA LEY; DOS VARAS DE MEDIR"
Por Hermes (30 de noviembre de 2014)


     Hace unos días un gran amigo se lamentaba ante el hecho de haber sido multado por la Policía local en una isleta de la avenida de Miraflores de la ciudad de Sevilla. "Paré un momento en doble fila sin bajarme del coche -me explicaba-para esperar a una persona con la que había quedado y antes de que me quisiera dar cuenta un patrullero me indicó que allí no se podía estacionar. Me disculpé indicándoles a los agentes que ya me iba pero antes de que pudiera arrancar me dijeron que estaba multado..." Desde luego, con la Ley en la mano la actitud de los funcionarios, aunque rigurosa, no fue ilegal pero actitudes de este calibre hace ver que quién así actúa lo hace bajo parámetros represivos y coercitivos. La infracción cometida dio lugar a una multa de 200 euros pero de haber mediadomano izquierda y empatía por parte de los policías solamente habría quedado en un tirón de orejas para el conductor; porque, a veces, una actitud flexible y didáctica por parte de las personas encargadas de velar por el orden no priva de autoridad al agente. No sólo le hace más profesional, sino que dignifica su actitud haciendo ver al pueblo que ellos están al servicio de las personas. Pero en época de crisis todo vale para recaudar dinero y si, encima, como dijo en su memoria el Defensor del Ciudadano don José Barranca -ver «DIARIO DE SEVILLA» del primero de abril de 2013- "los agentes municipales carecen de diplomacia, destreza y amabilidad para resolver los conflictos (...) porque la Policía Local carece de formación a la hora de atender a los ciudadanos", la sensación de tener un cuerpo de inseguridad más que de seguridad se torna evidente. No siempre llevar una gorra hace a un agente ser más alto para mirar por encima del hombro -como hacen algunos con su prepotencia- a quiénes, teóricamente, tendrían que servir, pero una mal entendida autoridad fomenta esta actitud. Ciertamente, resulta paradójico el absurdo celo de más de un funcionario a la hora de denunciar una infracción de tráfico y la mofa y escarnio que representó para los sevillanos la circulación de una foto de dos impresentables individuos con uniforme de policía local mostrando las multas que habían puesto en actitud arrogante y chulesca. Una foto nada edificante que un consistorio serio habría cortado de raíz pero era la feria del año 2013 y las autoridades locales en vez de haber expulsado del Cuerpo a los agentes prefirieron el fino y el pescaíto antes que la sanción ejemplarizante que correspondía. Por otro lado, mucho rigor por parte de los municipaleshispalenses denunciando a la ciudadanía cuando, realmente, todos -hasta ellos mismos- hacemos cosas indebidas. Eran las 20,15 horas del día 18 de noviembre de 2014 cuando regresando a mi casa observé la acción que tan certeramente ellos reprimen. Al principio de la avenida del Greco, entrando por Kansas City, vi estacionar a un patrullero -matrícula 5973GTK- al comienzo de la vía y a la altura de un triángulo que figura pintado en el suelo como señal. Del coche salió un agente entrado en carnes, y sin gorra pero que no sé bajó a regular el tráfico sino que se dirigió a un cajero automático del Banco de Santander para realizar algo privado como sacar dinero. ¿Y a ellos quién les multa por eso...?    

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ZOIDO: FRANCO AURAIT ÉTÉ FIER DE TOI

Por Hermes (09/11/2014)


Manuel Valls, actualmente Primer Ministro de la República francesa y anteriormente jefe del Ministerio del Interior del país vecino, es un político galo perteneciente al Partido Socialista, cuyo nombre y apellido delata rápidamente su ascendencia y origen español. Hace un año, en su cargo de responsable de este departamento, se erigió como uno de los máximos defensores a la hora de expulsar de manera indiscriminada a los inmigrantes llegados a su país. Valls, cuyo progenitor precisamente había emigrado a París en la década de los años 40 del pasado siglo -ahora, a pesar de su aparente talante democrático- se convertía en un ferviente cruzado que, carente de la mínima sensibilidad, defendía a ultranza tal política de repatriación. Siguiendo directrices del propio Gobierno francés, una niña albano-kosovar que viajaba de excursión en un autobús escolar en compañía de sus compañeros de clase fue conminada por la policía a bajarse del transporte siendo expulsada del país. Ante tal grado de insensibilidad, impropia de la «grandeur française», esta acción disgregadora generó oleadas de protestas de ciudadanos, la mayoría de izquierdas, que se sentían decepcionados al considerar que la actuación del jefe del Ministerio del Interior vulneraba el lema y la herencia recibida en el siglo de las Luces, plasmado en los principios de la libertad, la igualdad y la fraternidad. Las movilizaciones en muchas capas de la sociedad francesa alcanzaron tal grado de efervescencia que una pancarta llamó la atención sobre manera por su leyenda: "Manuel Valls, Franco aurait été fier de toi", ("Manuel Valls, Franco habría estado orgulloso de ti").

Las políticas dictatoriales y caciquiles, tanto de derechas como de izquierdas, nunca han sido positivas a lo largo de la historia ni buscan soluciones a los problemas; únicamente los extirpan de raíz sin buscar alternativas al mismo porque, muerto el perro se acabó la rabia.

En Sevilla, separada de Francia aproximadamente por mil kilómetros de distancia y regida en este caso por un consistorio de derechas, también se viven situaciones de insensibilidad social surgidas de su equipo de Gobierno municipal. Su alcalde, el Sr. Zoido Álvarez, un magistrado al que se le quedó pequeña la carrera judicial y que quiso medrar en el mundo de la política, alcanzó la alcaldía de la ciudad en junio de 2011. Quién en su programa electoral tenía, entre otros asuntos, la panacea salvadora para acabar con los aparcacoches ilegales, con el paso del tiempo quedó demostrado que aquella falacia sólo fue una frivolidad verbal y un brindis al sol. No sólo no terminó con ellos sino que Sevilla es, actualmente, la ciudad española con más índice de gorrillas por metro cuadrado. En relación a este tema, lo único que ha decrecido es el número de plazas de parking libres pues, pese a la crisis, el Gobierno municipal ha aumentado y potenciado considerablemente la zona azul, cuyos aparcamientos son de riguroso pago para los ciudadanos.

Pero la verdadera revolución insocial salida del consistorio hispalense y que pronto cambiará la idiosincrasia del municipio acaba de aparecer en los medios de prensa. En ellos se recoge la noticia de las nuevas Ordenanzas de limpieza pública y gestión de residuos urbanos, incluyendo como infracción leve -de 90 a 750 euros- "la de extraer o rebuscar residuos una vez depositados en los contenedores". Desde luego, si a alguien le disgusta y desagrada la imagen tercermundista de personas extrayendo objetos y removiendo la basura en los lugares habilitados al efecto es a mí; pero considero que, quien con tanto afán hurga en los contenedores municipales, lo hace porque, a buen seguro, no llevará encima ni una milésima parte del dinero que puede llevar en sus bolsillos el último concejal del Ayuntamiento hispalense. Por tanto, y como presunto insolvente, ¿con qué dinero va a pagar el indigente esa multa que no podría afrontar ni yo mismo después de llevar prestando mis servicios en una Oficina pública más de 23 años?

Supongo que con las nuevas Ordenanzas más de uno tendremos que preguntarnos qué haremos si un día, por ejemplo, alguien del entorno familiar nos tira accidentalmente a la basura una prenda de vestir sin reparar que en ella va un billete de 50 euros, o bien nuestra documentación. Por ir a buscarla al contenedor, ¿me van a multar encima los municipales? ¿Y si eso le sucediera al propio alcalde? Como él, evidentemente, no se va a manchar las manos buscando entre las inmundicias, ¿qué va a hacer? ¿Llamará a una cuadrilla de operarios del Ayuntamiento para que ellos lo hagan? (Imagino que denunciará la pérdida y en tres días un patrullero policial le llevará a casa un nuevo DNI).

En cualquier caso, el Consistorio no sólo reprimirá el robo de basura sino que "beber o comer de pie -expone el diario «20 minutos» en su número del día 30 de octubre de 2014- en los veladores, jugar al dominó o a los dados en un bar, arrastrar barriles de cerveza por los establecimientos, chocar las bombonas de gas para avisar de la llegada del camión o dejar solos a los animales de compañía en el interior de la vivienda o en la terraza", también llevará aparejada la correspondiente multa. Creo que, como dice CC.OO., se «criminaliza la pobreza», al tiempo que la normativa no es, en opinión de Jesús Maetzu, defensor del Pueblo Andaluz, ni «afortunada ni eficaz».


Más le valdría al Regidor y sus concejales que en vez de desarrollar ordenanzas ridículas y absurdas se preocuparan en atajar la ola de inseguridad que inunda Sevilla a través de una Policía local más competente; y no con unas fuerzas que pululan por la ciudad con gran engreimiento y prepotencia y, en muchos casos, hasta carentes de la más mínima educación y tacto. Por cierto, Sr. Alcalde, al hilo de su Policía, 
¿qué ha sido de aquellos agentes que en abril de 2013 posaban sonrientes, ufanos y divertidos con las multas que habían puesto en actitud chulesca y arrogante? ¿Terminó usted por reírles la gracia o dio carpetazo al asunto, porque de aquella afrenta al ciudadano nunca más se ha sabido? Sr. Zoido, también "Franco aurait été fier de toi".


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BUHAIRA STREET, CIUDAD SIN LEY
Por Hermes (21/07/2013)



Diez y veinte de la noche, sábado 13 de julio de 2013. El calor no es riguroso pero sí lo suficientemente incómodo para que quien suscribe y su familia tengan la necesidad de refrigerarse y descansar en una terraza de verano sita en la avenida de La Buhaira. La terraza es cómoda y hace esquina con la calle Pirineos formando parte integrante de la cadena de cervecerías "La Sureña". En la mesa elegida reposan móviles, un bolso y las distintas
"La Sureña", Avda. de la Bunaira,
Nervión, Sevilla.
consumiciones y tapas pedidas unos instantes antes. De repente, sin saber cómo y por qué razón, desde las dependencias particulares situadas encima de la terraza del local, alguien de manera oculta arroja deliberadamente agua a discreción a las mesas situadas en la calle con el resultado de bañar literalmente a los ocupantes de las mismas que han tenido la mala suerte de elegir ese establecimiento como lugar de descanso el tiempo de la consumición. Perplejos, y sin poder reaccionar, la anónima acción vuelve a repetirse una segunda vez. La indignación, malestar y ganas de abofetear al autor/es son grandes, así como el deseo de repeler la agresión lanzando al lugar en cuestión algo compacto pero prevalece la cordura que pasa por llamar al teléfono 092 de la Policía Local, que es la competente, y la que debe de mediar ante estas situaciones de gamberrismo. Quien estas líneas redacta, tecleó el número del Cuerpo de seguridad que por Ley está obligado a actuar ante un hecho de este tipo apareciendo al otro lado de la línea una operadora a la que, tras explicar la situación y facilitarle el número de teléfono, me inquiere la localidad desde la que llamo. En fin, muchos trámites y preguntas para, finalmente, no acudir nadie al lugar de los hechos. Durante más de 30 minutos ni la Policía Local requerida ni ningún otro cuerpo competente se personó por el local objeto de la acción incívica. Conclusión: a partir de ahora, ocurra lo que ocurra, no volveré a llamar a ese teléfono sino que intentaré actuar de manera ortodoxa o heterodoxa siguiendo mis instintos más primarios. ¿Para qué voy a contactar con un Cuerpo que ni siquiera atiende a mi demanda? Estoy seguro que el alcalde de la ciudad, Sr. Zoido, de haber sido perjudicado él y su familia, con una llamada de teléfono -evidentemente directa- en 5 minutos habría recibido allí a 3 ó 4 coches patrulla porque la seguridad, al igual que la Ley, no es la misma para todos. En el diario EL MUNDO, del 6 de julio de los corrientes, puede leerse la noticia de que el Palacio de Congresos acogió ayer la toma de posesión de 102 nuevos agentes de la Policía Local hispalense. Desde luego si esos agentes no van a responder a la demandas y necesidades de la ciudadanía, sobran y están de más. En el Maratón de Sevilla, celebrado el 24 de febrero pasado, una atleta se desvaneció a pocos kilómetros de la meta. Se vendió la noticia de que los municipales, con su actuación, habían salvado la vida de la corredora y aunque en realidad ayudaron fueron las emergencias del 061 con electroshocks quiénes la reanimaron. Ante la solicitud del Jurado de la XXVI Fiesta del Deporte sevillano, el 14 de mayo, acudieron a recoger una placa recibiendo una mención especial por su actuación. La llamada para recoger la distinción debe ser una de las pocas a las que hayan acudido.


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LA VIOLENCIA SÓLO ENGENDRA NUEVAS FORMAS DE VIOLENCIA
Por Hermes (07/07/2013)


A nadie se le escapa que actualmente la sociedad vive tiempos convulsos, difíciles y de constantes cambios y zozobra, donde la globalización por la que nos caracterizamos y que surgió en la civilización occidental, que luego se ha ido extendiendo al resto del planeta, no es únicamente un proceso económico, político, cultural o comercial. La nuestra es una sociedad donde actualmente está incardinado el factor de la violencia que convive diariamente con nosotros, porque forma parte de nuestro ADN humano como si de un código de comportamiento o conducta se tratara, y que nos retrata desde que el hombre es hombre. Por tanto, habría que hablar también a nivel social de una violencia globalizada para adecuarla a los nuevos momentos a pesar de que este medio o acción siempre ha existido desde la noche de los tiempos en el ser humano. En este sentido, hay que decir que poco o nada hemos evolucionado sino que retrocedemos a pasos agigantados al involucionar cada día un poco más cuando activamos nuestra dosis de furia. La acción violenta puede acontecer a nivel individual, surgida personalmente en cada uno, o bien a nivel institucional, es decir a través del Estado, que ciertamente es la preocupante porque implica el uso de la fuerza coercitiva del ente superior para acallar a gran escala el deseo, necesidad o demanda del ciudadano que para colmo de males eligió al representante que ahora descarga contra él todo el uso de la fuerza que el Estado tiene a su alcance para reprimirle. En la actualidad, en nuestro país tenemos muchos casos de actuaciones violentas, y hasta extremadamente violentas, desarrolladas por el Gobierno y encauzadas a través de fuerzas represoras porque es evidente que entrar a saco en la Estación de Atocha de Madrid el pasado 25 de septiembre de 2012 y liarse a mamporros con todo lo que se menea fue una acción de represión y violencia extrema justificada, encima, por el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Hace dos siglos, el filósofo alemán Max Stirner definía perfectamente el uso de la fuerza de los gobiernos diciendo que el Estado llama ley a su propia violencia y crimen a la del individuo, en un aserto que no sólo no ha perdido fuerza con el paso del tiempo sino que la ha ganado. El pasado mes de junio el comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa, el letón Nils Muižnieks, realizó una visita a España para redactar un informe sobre la violencia policial en nuestro país manifestando que hablaría con el director general de la Policía Ignacio Cosidó sobre el comportamiento de la fuerzas de seguridad en las manifestaciones, cuestión que le parece preocupante desde hace tiempo. Pero, ¿qué está pasando actualmente para que la clase política saque cada vez con más frecuencia la maquinaria de la violencia, encauzada a través de las fuerzas de seguridad, para reprimir al 
ciudadano? Creo que los políticos cada vez se muestran más ajenos a la realidad que les rodea, sencillamente porque no quieren ver más allá de sus narices, buscando en su incompetencia únicamente un beneficio propio. En su corta vista y progresiva miopía cada vez ven menos la realidad real y más su realidad o, al menos, la que a ellos les interesa por lo que dentro de su falta de valía, y en palabras de Isaac Asimov, la fuerza bruta y la violencia que desatan es el último recurso del incompetente. Lo malo es que, a veces, la inoculación de los procesos de fuerza y violencia del Estado hacia sus empleados públicos puede convertir en peligrosa la elección de la fuerza represora de aquel que se presenta como aspirante a ocupar la plaza sobre todo cuando, en los procesos selectivos, los psicólogos en el desempeño de su cometido son burlados por aspirantes poco preparados emocionalmente -no todos, evidentemente- seleccionándose, por tanto, individuos potencialmente peligrosos a nivel social y amigos de la violencia que, amparados en la fuerza de la ley, creen tener con el paso del tiempo patente de corso, actuando a veces como auténticos energúmenos. Ejemplos aparecen todos los días en los medios de prensa. Valga, sin ir más lejos, la noticia publicada en DIARIO DE SEVILLA del día 1 de julio de los corrientes en su página 15: “Piden cárcel para un policía por agredir con su porra a dos viandantes”El juez de Instrucción número 2 de Sevilla procesó al policía por unos hechos ocurridos el 26 de mayo de 2012 cuando en el curso de una actuación policial (…) varios monitores voluntarios (…) estaban esperando a un compañero cuando presenciaron, a escasos metros, la detención de una persona por parte de cinco policías (…). En ese momento, cinco o seis vecinos relacionados con el detenido comenzaron a acercarse al lugar de la detención y “sorpresivamente”, los policías sacaron sus defensas y comenzaron a golpear a todas las personas que estaban cerca de ellos. Ante los golpes, los vecinos se alejaron 15 metros del lugar, pero los agentes avanzaron contra ellos, “golpeando” así también a las personas más alejadas, “que no tenían nada que ver con la intervención” y que “se encontraban allí paradas, mirando lo que sucedía, sin interferir en ninguna actuación policial”. (…) El policía acusado, “apodado el nazi”, agredió de manera “injustificada” y con la defensa reglamentaria a los denunciantes, que se encontraban “entre las personas más alejadas de la detención y en la que no habían intervenido de modo alguno”. ¿Pseudo psicología policial, falta de preparación o uso gratuito de la fuerza? Que cada lector saque su propia conclusión… A finales de febrero de 2013, durante el transcurso de un partido de fútbol de categoría regional disputado en la Comunidad valenciana entre el 
Mislata y Los Silos, Héctor Giner, un joven colegiado de 17 años que dirigía el encuentro, permanece ingresado -relataba el diario 20 MINUTOS en su página 12- en el Hospital Arnau de Vilanova de Valencia tras sufrir una brutal agresión por parte de uno de los jugadores del Mislata, agente de la Policía Nacional de 27 años, a quien acababa de expulsar (…) decisión que fue contestada por el futbolista con un puñetazo y, al menos dos patadas cuando el agredido estaba en el suelo. A causa de la salvaje agresión del delincuente con placa y carné profesional -el término presunto sobra en este caso y la brutal y extrema violencia del tuercebotas, también- al chaval le extirparon el bazo tras haber perdido tres litros de sangre. Si esto no es violencia gratuita, que baje Dios y lo vea. Y el señor Fernández Díaz, Ministro del Interior, mientras tanto mirando para otro lado: al fin y al cabo el bazo destrozado no era el suyo.

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LA POLICÍA LOCAL DE SEVILLA, EN ENTREDICHO.
Por Hermes (15-06-2013).


En DIARIO DE SEVILLA del día 8 de mayo de 2013 aparece la noticia de que la Asociación de vecinos "Los Andes", del barrio sevillano de Heliópolis, ha instado al Consistorio a la adopción de medidas ante los actos vandálicos acaecidos durante los últimos partidos que el Betis ha jugado en su estadio. Pero, para sorpresa de la Asociación, dichas medidas han consistido en la actuación de la policía local "desalojando bares y comercios, cerrando y precintando varios de ellos, imponiendo multas, zarandeos y gritos, todo ello sin explicar los motivos de semejante actuación, ni las leyes o normas que pudieran estar siendo infringidas". El hecho en sí es preocupante; y lo es por un doble motivo: por un lado por la propia inseguridad ciudadana, en una capital con alto índice de delincuencia y, por otro, por la controvertida actuación, una vez más, de su Policía. De nuevo, el cuerpo de seguridad del Ayuntamiento de Sevilla vuelve a estar en entredicho, como ya lo estuvo el mes de abril, cuando en el informe del Defensor del Ciudadano, José Barranca, aseguraba que "con más frecuencia de la deseada" recibe por parte de los sevillanos "quejas por trato inadecuado" de algunos agentes de ese cuerpo motivada por la "falta de formación y de desarrollo de otras habilidades". Pero el colmo del despropósito en estos funcionarios, su carencia de tacto y el desatino en su manera de actuar, vuelve a aparecer ahora a través de una foto -poco afortunada- en la que dos agentes de la policía local hispalense aparecen ufanos mostrando, sin ningún tipo de recato, un enorme fajo de multas impuestas durante la pasada feria de Abril en la que uno de ellos hace exultante el signo de la victoria. El cumplimiento del deber de estos empleados públicos está fuera de toda duda cuando, de manera merecida, sancionan a un conductor por una infracción de tráfico, lo cual desde luego no tiene discusión. Lo que no es de recibo es que estos servidores del orden, en vez de actuar con discreción en el cumplimiento de sus obligaciones, se burlen y mofen del hecho punitivo en sí, mostrando una enorme falta de principios morales al, prácticamente, reírse de aquellos que han tenido la desdicha de encontrarse en su camino. Realmente, no sé si son más acertadas las palabras del propio alcalde, Sr. Zoido, considerando el hecho como "una falta de respeto a los sevillanos", o el calificativo del delegado de Seguridad del Ayuntamiento, Demetrio Cabello, tildando el episodio de "vergonzoso" y "deleznable". Las acciones reseñadas son recientes, pero mucho antes sucedieron otras también protagonizados por el mismo colectivo: "Multas a golpe de venganza a coches oficiales de policía nacional" (ver ABC de 13 de enero de 2011) por detención de estos últimos a agentes locales, hecho que en su momento fue denunciado por la Unión Federal de Policía -Nacional- (UFP) que exponía su malestar como consecuencia de multar a coches patrulla de la propia policía nacional actuando los municipales "ocultos y prevaliéndose de los medios técnicos que los ciudadanos proporcionan para su labor de protección". Realización de la jornada laboral portando patéticas mascarillas como medio de protesta en vez de negociar delante de una mesa las diferencias entre ellos y el Ayuntamiento. Acampada con tiendas de campaña en la Plaza Nueva en una imagen más que tercer mundista. Huelgas veladas de bolígrafos caídos. Malos modos y formas con la ciudadanía. Insólito exceso de celo, hace años, cuando la grúa municipal quiso retirar un vehículo camuflado del Grupo de Atracos de la policía nacional, en plena actuación de este cuerpo, que a punto estuvo de malograr la operación. Pero especialmente kafkiano en el campo de lo absurdo resultó hace décadas, -concretamente el día 18 de octubre de 1985-, el episodio vivido por el entonces presidente del Colegio Oficial de Médicos sintetizado por el diario ABC al día siguiente del suceso: "Un ciudadano discute con un policía municipal tras un incidente de tráfico. El ciudadano es esposado en plena vía pública a pocos metros de su casa, donde iba a almorzar. Es llevado a la Jefatura de Policía como un delincuente común, aherrojado. Es detenido durante cuatro horas. Es puesto a disposición del juez, ante quien lo llevan en un furgón, casi en cuerda de presos. Pues bien, la Policía Municipal de Sevilla califica esta sarta de situaciones insólitas y gravemente preocupantes como un hecho normal del servicio de cada día. Es decir, que ello nos hace pensar que cada día hay ciudadanos que no llegan a su casa a comer porque en una ciudad donde los tironeros y los delincuentes navajeros campan a sus anchas la Policía Municipal los esposa, detiene y encierra en un calabozo por palabras de más o de menos (...). La dureza de la represión no se corresponde con la levedad de una simple infracción de tráfico (...). El incidente que comentamos fue felizmente resuelto en gracia a la notoriedad del ciudadano tratado con vejación. Pero ¿cuántos que no son presidentes del colegio, sino simples médicos, simples ciudadanos, han pasado por situaciones semejantes?... Como no podía ser de otro modo, el Juzgado de Distrito 13 absolvió al doctor Rafael Barroso por la atribuida falta de insultos al soberbio agente de la autoridad. Y así, muchísimos episodios más de desatinos. En honor a la verdad, justo es reconocer que no todos los policías municipales de Sevilla ni son así ni, desde luego, -por fortuna- tienen ese comportamiento mezquino, prepotente e incívico; pero cuatro peras podridas en un saco pueden hacer mucho daño a un colectivo, por lo que más pronto que tarde ya va siendo hora que las autoridades locales intervengan para frenar estos episodios que tanto dañan a la ciudad como al propio Ayuntamiento.




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 REFLEXIONES SOBRE EL CARPE DIEM, por Hermes.

¿Quién no ha oído hablar en alguna ocasión del CARPE DIEM? Esta locución latina que todos aprendimos, o al menos oímos alguna vez, en los primeros años de bachillerato se debe al poeta romano Horacio -año 65 antes Cristo / año 8 antes de Cristo-, sin duda, uno de los mayores poetas romanos de todos los tiempos, entraña una invitación al disfrute inminente de la vida y sus cosas mundanas. Literalmente quiere decir "aprovecha el momento; no confíes en el mañana" ("Carpe diem quam minimum rebola postergo"), y aparece en un poema que se encuentra dentro de las Odas de Horacio. Uno de los pasajes del poema nos dice textualmente que "mientras estamos hablando, he aquí que el tiempo, envidioso, se nos escapa: aprovecha el día de hoy, y no pongas de ninguna manera tu fe ni tu esperanza en el día de mañana"El CARPE DIEM es, en mi opinión, una filosofía emanada de una particular forma de ver la vida, en la que el poeta sabedor de la brevedad del momento -el presente- invita al disfrute máximo del mismo pues el mañana –el futuro- ya vendrá, si es que viene, y desde luego nadie sabe cómo llegará. Por tanto, entiendo, que es una profunda reflexión a vivir el día a día, a disfrutar con lo cercano y, en definitiva, a no dejar las vivencias del momento a un futuro que se nos presenta harto incierto. 
Desde luego, mucho se podría hablar sobre el CARPE DIEM y no por mí precisamente, que no soy la persona más adecuada para ello, limitándose mi intervención a escribir únicamente unas líneas generales sobre esta conocida locución. Por otro lado, a pesar de que el mensaje que encierra el CARPE DIEM está claro, a lo largo de los tiempos su significado ha tenido distintas interpretaciones de manera que su inicial reflexión del goce del momento y de la juventud se ve reforzado en la Edad Media con la idea de que hay que vivir el momento pero... porque vas a morir pronto. Baste recordar que Horacio es precristiano y la Edad Media es una etapa de profunda religiosidad y marcado concepto de la limitación del tiempo. Asimismo, durante el resto de los siglos, y hasta llegar a nuestros días, el CARPE DIEM puede entenderse como un vivir cada momento de vida como si éste fuese el último de nuestra existencia lo que pone de manifiesto, por un lado, una realidad pero, por otro, una visión tremendista. De todas formas, el moderno CARPE DIEM, hay que entenderlo bajo un prisma más amable y menos pesimista, siendo una llamada a no perder más el tiempo que aún nos queda por delante, no dejando para mañana todo aquello que podemos hacer hoy y viviendo intensamente cada momento. Se trata, en definitiva, de encarar la vida desde un punto de vista positivo mientras disfrutamos de los placeres mundanos con alegría y felicidad, pues los malos momentos ya se encargan de aparecer por sí solos cuando menos los esperamos.



LA CONTAMINACIÓN Y LA CÍNICA PREOCUPACIÓN COMERCIAL POR EL USO DE LAS BOLSAS PLÁSTICAS


Mucho se ha hablado en los últimos tiempos acerca de la contaminación de las bolsas de plástico y de la eliminación o supresión de las mismas en los grandes almacenes y superficies por esas supuestas razones medioambientales. Pero no sólo las bolsas, que hasta ahora suministra el comercio, se componen de este material perjudicial para el planeta desde el punto de vista ecológico y que ahora, a toda costa, se quiere restringir. El plástico también se encuentra en infinidad de objetos y artículos de nuestra vida cotidiana y, sin embargo, los férreos defensores del ecosistema que tanto denuncian su peligrosidad de ellos no dicen nada. Ejemplos de esta aseveración hay muchos y variados, los cuales pueden venir rápidamente a la mente de cualquiera: las sillas de muchos bares o establecimientos públicos, si bien pudieran ser de madera o metálicas, (elementos menos contaminantes aunque indudablemente más caros), en muchos casos, suelen ser plásticas; los asientos de los estadios de fútbol están, igualmente, realizados en este componente ahora "tan peligroso"; las carcasas de los equipos informáticos y determinados electrodomésticos, realizadas en pasta plástica; asimismo, infinidad de envases, botellas y recipientes que proceden, precisamente, de los grandes establecimientos que ahora se erigen en defensores de un mercado ecológico libre de este material; los juguetes, fabricados directamente en plástico o bien en goma plástica; algunas pinturas de uso doméstico o industrial; y así, podríamos seguir enumerando muchísimos casos más. 


Hasta las propias Administraciones Públicas, que verían con buenos ojos la eliminación o reducción de este componente, hacen justamente lo contrario de lo que predican de forma que podemos encontrarnos con Ayuntamientos, como por ejemplo el hispalense, que coloca papeleras fabricadas en material plástico por toda la ciudad cuando bien pudieran ser metálicas, e igualmente ocurre con los contenedores de basura. En definitiva, queramos o no, este elemento, por contaminante que sea, es difícil de sustituir en las sociedades modernas; por tanto, considero muy demagógicos los argumentos que tienden a la ya referida eliminación, limitación o supresión de las bolsas plásticas, pensando que detrás de estas teorías no hay más que una cuestión o estrategia meramente mercantil. Puntualmente, unos céntimos en su adquisición cuando no vienes con ella de casa no quiebra ninguna economía doméstica pero su continuo goteo si produce al cabo de un no excesivo período de tiempo pingües ingresos a grandes, pequeños y medianos comerciantes. 
Ahí está precisamente el "quid" de la cuestión: la estrictamente recaudatoria; la ecológica, sólo es un mal y cínico argumento para justificar su cobro cuando, además, a través de la correspondiente bolsa, vamos haciendo publicidad gratuita al establecimiento que previamente nos la ha cobrado pues su logo o anagrama comercial suele figurar impreso en la misma. Ciertamente, si se quisiese eliminar o reducir este material por los pseudoecologistas empresariales, habría que hacerlo en su totalidad y no sólo de las bolsas lo cual, hoy por hoy, es una utopía para cualquier sociedad desarrollada.

Por Hermes.



ALGO MÁS QUE UNA DECLARACIÓN,  por Hermes


Algo más que una declaración ...
Muchas veces me he preguntado por qué eres tan hermosa, sublime y excelsa. Si la perfección no existiera tú serías la excepción a ese precepto y así como Le Corbusier admiró la belleza desde el mismo momento que vio el Partenón, mis loas hacia ti serían la consecuencia de la mucha admiración y cariño que te profeso y dedico desde que tengo uso de razón. Quiero que sepas que mi  amor por ti surgió allá en la lejana infancia, época de balbuceos y sonidos ininteligibles de rorro insignificante y de lágrima fácil. Te confieso que mi idealización es tan inmensa, tan ilimitada y tan grande que si no existieras, a Dios le pediría que te creara de nuevo, cincelada en cálidos mares de oro y plata, porque eres vida, umbral y océano inmenso de frases y palabras eternas e infinitas. Tu sonido es puro, limpio, claro y, a veces, hasta suave como el terciopelo. Hace mucho tiempo que me percaté de tus encantos, porque eres preciosa y, por supuesto, que distinta de las demás. Ninguna, de las muchas que sois a lo largo y ancho de este planeta -cada una con vuestras peculiaridades, virtudes y características propias- puede competir contigo absolutamente en

Pero yo te prefiero a ti, latina mía,...
nada, por lo que mi predilección hacia ti nunca encontrará límites. Más allá de las fronteras, querida mía, el mundo lo formáis un auténtico crisol, de lo más heterogéneo, múltiple y variopinto, que hace que, por vuestro origen, unas seáis escandinavas, otras sajonas, enigmáticas como las eslavas, amerindias, orientales de rasgos indescifrables, eminentemente arábigas y, aunque no las conozca, bellas como supongo que serán las de origen hindú, según sus caracteres. Es sorprendente que seáis miles en un mundo tan pequeño, multiétnicas, y cada una apegada a un pueblo, cultura y civilización. Pero esa es la realidad, la verdad incuestionable y única y, entre otras cosas, la razón de ser de todas vosotras. Pero yo te prefiero a ti, latina mía, hija de Imperio y madre -lengua materna- de numerosos hijos: tus miles de hablantes. Eres, de las bellas hablas de origen romance, ni más ni menos, que ¡la universal Lengua española! El idioma de la poesía...


Algunos grandes de nuestra lengua.
Querida Lengua española,
hoy sirves a miles,
y ayer a Cervantes.
Contigo el deleite
son eternos instantes...

   Si Querétaro es belleza electa en lengua hispana -que no discuto-, no menos agraciados deberían ser entonces otros vocablos hermanos, porque quién duda de la esperanza, la fe y la añoranza, de la solidaridad entre los pueblos, la salud y hasta de la vida misma, españolísimos y estéticos términos de nuestra habla. Y tú, idioma español, cauce que desarrolla la palabra, ¿qué eres entonces?
En granate los países hispano hablantes.
Sin duda, debes ser la perfección hecha lengua, actualmente al servicio de más de cuatrocientos cincuenta millones de personas dispersas a lo largo y ancho de la Tierra, e idioma oficial y común de más de veinte países del Mundo.



Por Hermes.






“YA QUE NO SUMÍS, NO RESTÍS…”




"La Alcarria es un hermoso país al que la gente no le da la gana ir. Yo anduve por él unos días y me gustó. Es muy variado, y menos miel, que la compran los acaparadores, tiene de todo..." Con estas rotundas palabras hablaba nuestro Premio Nobel de Literatura -1989-, Camilo José Cela, de esta tierra en su "Viaje a la Alcarria" -1948-, al comienzo de su obra y en la dedicatoria a Gregorio Marañón que antecede a los once capítulos en los que se divide este maravilloso libro de viajes. Yo, que por razones familiares, he estado muchas veces por aquellos parajes no puedo más que confirmar, desde mi modestia, las palabras del literato de Iria Flavia, añadiendo que si bien muchos son los que han oído hablar alguna vez de ese lugar, pocos se habrán acercado hasta allí rara vez. 
Horche - Ernest Descals
Aunque nací en Sevilla, hace tanto que ni me acuerdo, puedo presumir de sangre y raíces alcarreñas: mis progenitores nacieron allí, al igual que mis cuatro abuelos, y de seguir la línea ascencente de mi origen,seguramente me perdería en Arriaca. Hace varios años, en uno de mis innumerables viajes a Guadalajara en compañía de mis padres, tras la oportuna reserva en el añejo Hotel España de la calle Teniente Figueroa, en el casco antiguo de la ciudad, nos acercamos hacia el número 11 de la calle Boixareu Rivera -denominada antiguamente como La Carrera y que las personas de edad la siguen llamando así por una cuestión tradicional-, a la casa que en tiempos fue de mis abuelos. En la actualidad, la vivienda pertenece a Pepe Garrido,
 un viejo amigo de la familia que fue inquilino pero que con el paso del tiempo compró la finca.
Pepe, que en aquella época trabajaba en Banesto en un cargo de importancia, me contó una anécdota que hoy, dada la crisis que asola a España, cobraría vigencia por lo reivindicativo de la misma. Parece ser que cierto día –según me explicaba el empleado de banca- llegó a la sucursal de la que era responsable un campurriano alcarreño que indignado, y al tiempo que expresaba su malestar por las excesivas comisiones del Banco,se quejaba abiertamente en la entidad por las   prácticas que consideraba –como pensamos más de uno- abusivas.
"Plaza Mayor de Poyos" - Juan Manuel Isidro.
Haciendo responsable a Garrido de esos desmanes, se acercó a él espetándole abiertamente: "ya que no sumís, no restís..." o, dicho de otro modo, "ya que no sumáis, no restéis..." Evidentemente, en su ‘jerga campera’ el buen hombre quería decir que ya que el Banco no le daba nada y que por tener allí su cuenta corriente no obtenía ningún rédito o beneficio que, al menos, tampoco le quitaran dinero por depositar su caudal en la entidad. El lamento de aquel señor cuando aún no existía el euro, ni en nuestro país había la crisis que tenemos hoy día, cobra ahora actualidad pues a pesar de las aportaciones gubernamentales a Bancos y Cajas de Ahorros estos establecimientos fiancieros dan muy poco en comparación a lo mucho que ellos obtienen por confiarles nuestros ahorros, nóminas o depósitos. Es tan omnímodo el poder de los Bancos que los Estados han cedido a su favor por considerarles "un mal necesario", hasta el extremo que el propio Fondo Monetario Internacional ha hecho responsable al ‘lobby’ bancario norteamericano como el principal culpable de la crisis mundial.

                                                           Por HERMES.




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