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sábado, 20 de junio de 2015

LOS CAMINOS DE LA FELICIDAD.



Las nubes de la fotografía de cabecera de hoy del blog parecen representar lo inalcanzable, o tal vez un ansiado sueño mas cercano de lo que parece.


La utopía siempre anidará en nuestra mente, en una simbiosis necesaria. Mientras, las pequeñas cosas inundan todos los espacios de la mente, y tal vez por ello, por esa desapercibida capacidad de rellenar cada hueco como una amalgama invisible, lo pequeño se convierte en plenitud.

No se trata tanto de buscar la felicidad en las pequeñas cosas como de dejar que esas pequeñas cosas fluyan por nuestro interior rellenando los huecos hasta que finalmente nos sintamos plenos.

Pero cada mente es igual y distinta a las demás, y en lo que de distinto tiene no pueden establecerse normas ni pautas que marquen un camino inequívoco hacia la felicidad y la plenitud.

Por Pólux.


viernes, 19 de junio de 2015

EL OLVIDO Y EL PRESENTE.



El olvido es la única verdadera y definitiva forma de pasar página. Pero el olvido no es no querer recordar, es dejar de recordar.

Cierto es que lo olvidado sólo puede suplirse con ausencia, pero nada importa ello, pues, primero, es preferible la ausencia al recuerdo que no quiere recordarse, y, segundo, está el presente que puede ocupar completamente el espacio del recuerdo.

Puede vivirse perfectamente sin pasado, lo que no puede es vivirse sin presente.

Por Pólux.


jueves, 18 de junio de 2015

UNA PANDEMIA LLAMADA SOBERBIA.



La principal debilidad del ser humano proviene de la vanidad, esa presuntuosa arrogancia de creernos mejor que los demás.

Esa necesidad, de la que tanto hemos hablado aquí, de reconocimiento de los demás, de hablar para ser escuchado, de contar los problemas para ser el centro de atención, de referir nuestros logros para ser admirados, es pura vanidad.

Y con esa vanidad, por la propia debilidad que significa, estamos abocados a la soberbia, ya una enfermedad más que una debilidad.

Esa altivez por creerse mejor, con su explícito menosprecio por los demás, es una enfermedad humana tan corriente que llega a pasar desapercibida. La soberbia en una pandemia cuyo vector de transmisión es la mente humana.

Por Pólux.



miércoles, 17 de junio de 2015

CANSADO...


Hoy estoy cansado, muy cansado..., de escuchar los reclamos y problemas de los demás, del engaño de los que presentan su victimismo para ser escuchados, de la falsedad de los que enarbolan virtudes y humildad desde su peana de prepotencia, superioridad y egocentrismo..., cansado de prestar atención a quienes me distraen con su necesidad de sentirse necesarios.

Gente cansina que roba la energía a los demás... Alejarse, sólo cabe alejarse de ellos.

Por Pólux.


martes, 16 de junio de 2015

FRÁGILES Y CRUELES.


Mirando y observando, siempre mirando y observando. Eso hago aquí en la atalaya. Y a veces me pregunto ¿no me observará igualmente todo lo que me rodea? ¿Acaso no soy yo la rareza de la naturaleza digna de ser observada y comprendida?

¿Quién observa a quién? Si hay algún intruso fuera de lugar, ese es sin duda el ser humano, una novedad biológica tan reciente como el resplandor del último rayo de una tormenta.

Tan frágiles como un niño, debemos dar cierta compasión, pero a la vez tan crueles y destructivos que el mundo entero debe odiarnos ya.

Estamos tan solos...

Por Pólux.


lunes, 15 de junio de 2015

POESÍA DE JUAN RAMÓN JIMÉNEZ.



JUAN RAMÓN JIMÉNEZ



 ES MI ALMA

No sois vosotras, ricas aguas 
de oro, las que corréis 
por el helecho, es mi alma. 

No sois vosotras, frescas alas 
libres, las que os abrís 
al iris verde, es mi alma. 

No sois vosotras, dulces ramas 
rojas las que os mecéis 
al viento lento, es mi alma. 

No sois vosotras, claras, altas 
voces las que os pasáis 
del sol que cae, es mi alma.



domingo, 14 de junio de 2015

FALACIAS DEL TAMAÑO CEREBRAL.


Los científicos, como los demás mortales, dicen y hacen tonterías de vez en cuando. Pero como tenemos el prejuicio de pensar que un científico es una persona estudiosa, muy preparada, capaz y objetiva, nos cuesta creer que en su trabajo piensen tonterías. A ver, ¿cómo un científico puede llegar a creer e intentar demostrar que hay una relación directa entre volumen cerebral e inteligencia, cuando cualquier niño de 12 años puede demostrar que no es así sólo con los ejemplos que se muestran a su alrededor? Pongámonos en antecedentes.

Los primeros estudios del cráneo de los antropomorfos reveló una clara relación entre volumen craneal y capacidades cognitivas o inteligencia en sentido amplio. Se entiende, por supuesto, que cavidad craneal es sinónimo de volumen del cerebro. Ello llevó a algunos científicos a creer en una relación directa entre volumen del cerebro e inteligencia. Observemos la diferencia entre "clara relación" y "relación directa". La primera expresa que existe una relación de alcance no definido, y la segunda que existe una relación unívoca entre los términos, de forma que una medida determinada del primer término (volumen del cerebro) implica una medida determinada del segundo (inteligencia).

Pero la naturaleza no suele ser tan simple. Que la relación existe es innegable. En la siguiente ilustración se aprecia perfectamente.


Que la relación sea directa, sin embargo, no se sostiene. ¿Acaso nadie tiene un vecino cabezón tonto a más no poder y con menos luces que en un apagón?, ¿o un cuñado de cráneo ancho diciendo sandeces cada vez que abre esa boquita? Hay personas que temen a las cucarachas, las lagartijas y los ratones a pesar de la clara inferioridad de éstos, aún sabiendo que corren asustados cuando nos sienten, y a pesar de la enorme diferencia del tamaño de los cerebros de esos animalillos con respecto al nuestro.

Y mi sobrino, ahí menudito todo, pequeño hasta la exageración, con cara de mono y una cabeza que parece que no está acabada de pequeña que es (hay que reconocer sus defectos aunque se le quiera mucho), y sin embargo maneja "el internet", los móviles y cualquier dispositivo de última generación como si los tuviera implantados en las manos, que ya habla tres idiomas, que se sabía la tabla periódica de los elemento a la misma edad a la que yo estaba aprendiendo las vocales, y que quiere ser ingeriero aeronáutico para ir a Marte. ¡Que le midan el cerebro a mi sobrino!


Y luego la falacia de que un mayor volumen del cráneo significa un mayor volumen del cerebro. Ahí está el estaunidense mundialmente conocido Homer Simpson para demostrar que dicha relación de volúmenes es una falacia. A la derecha tenéis una de las últimas radiografías que se le han hecho a ese señor tan simpático. No hay que ser un experto radiólogo para interpretar la imagen.

Y es que a veces el método científico no se aplica bien y adquirimos ciertas creencias o conocimientos por ciencia infusa, que es la más difusa de las ciencias.

Por Pólux.