FOTOGRAFÍAS.


PULSA AQUÍ PARA VER LA GALERÍA DE FOTOS DE CABECERA.

ENTRADA SUGERIDA:

MIRAR ARRIBA, ADENTRO O ABAJO.

No sé si mirar arriba, adentro o abajo, porque lo que encuentro frente a mí es más de lo mismo, de lo mismo que yo soy quiero decir. ...

sábado, 9 de enero de 2016

REALIDADES Y VOLUNTADES POLÍTICAS.


Hoy volvemos con colaboraciones fotográficas. En este caso con una espectacular fotografía de José Manuel Peña.

Pasan los días y las semanas y nada parece estar claro en cuanto a la formación de gobierno tras las elecciones de diciembre. En realidad más bien habría que decir que todo parece estar claro, pues cada formación política parece haber dejado clara su posición y su firmeza para mantenerse en ella.

¿Qué quiere el pueblo? De las urnas ha salido el pluralismo ideológico. Pero parece que la voluntad popular y la gobernabilidad no siempre van de la mano.

Cada partido, atendiendo a sus propios intereses, justifica y argumenta una idea: que gobierne el partido más votado, abstenerse para evitar unas nuevas elecciones, pactar con unos u otros, la ineficacia de un gobierno en minoría...

En política no existen los pactos anti-natura, pues siempre es posible la conciliación y el acuerdo cuando la voluntad para conseguirlo es firme. Y esa voluntad firme es la que hecho de menos tras las elecciones. Los partidos, algunos más que otros, parecen estar más pendientes de tensar la cuerda que de negociar. Creo que primero deberían mostrar su voluntad de negociar y después, para conseguir la mejor posición, enseñar los dientes.

Yo estoy a favor de la conciliación y el gobierno conjunto o por pactos, a pesar de las dificultades que supone, porque lo contraria abona la idea de que tan sólo con mayoría absoluta se puede gobernar, que es a lo que estamos acostumbrados y de lo que también no quejamos en ocasiones.

Nuestro país aún tiene por delante el reto de superar una crisis que nos parece interminable, razón más que suficiente para un gran pacto de gobierno. Lo demás es admitir que las distintas ideas políticas son irreconciliables, lo cual no creo que sea cierto. Lo único irreconciliable son las voluntades, no las ideas. Me gustaría ver unidas esas voluntades políticas al servicio del pueblo, no imagino una mayor expresión del sentir democrático, y más cuando el país necesita aunar esfuerzos. Me gustaría creer que todos nuestros políticos están a la altura suficiente para tal consenso ..., pero me temo que la realidad nos enseñará otra cosa. Espero equivocarme.

Buen fin de semana.

Por Pólux.

viernes, 8 de enero de 2016

MI RECONOCIMIENTO PARA ADIF.


En varias ocasiones hemos criticado negativamente la actuación de RENFE -actualmente Renfe Operadora- aunque sigamos llamándole RENFE- en la gestión de problemas derivados del retraso o mal funcionamiento de un tren ( o de ADIF -Administrador de Infraestructuras Ferroviarias- en la parte de responsabilidad que pueda alcanzarle en tales problemas).

Pero cuando la actuación es correcta y eficaz también debemos felicitarles. Y eso hago hoy. Esta mañana tuve un problema con el billete de tren que habitualmente uso, lo que me obligó a sacar un nuevo billete. Cuando llegué a mi destino fui a reclamar en las instalaciones de la estación -ADIF-, y el trato que recibí fue tan amable y eficaz que me hizo dudar. "No puede ser tan fácil", pensé, acostumbrado, como lo estamos la mayoría, de andar peleando con la burocracia. En menos de un minuto duplicaron el billete defectuoso, me devolvieron el dinero del nuevo billete que tuve que comprar y me dieron las gracias.

Eso demuestra que la educación y la eficacia no está reñida necesariamente con la burocracia cuando hay voluntad de solucionar los problemas y dar un servicio de calidad. Tal vez se trate de política de empresa, de primar la buena imagen, no lo sé, lo cierto es que, independientemente de la razón, hay que felicitar a ADIF -heredera de RENFE y encargada de la construcción, gestión y explotación de líneas de ferrocarril-.

Repito mis felicitaciones y mi reconocimiento por una actuación eficaz, respetuosa y de calidad.

Por Pólux.


jueves, 7 de enero de 2016

HABLAR DE UNO MISMO.


¿Qué estaríais dispuestos a hacer por alguien a quien queréis?

¿Qué habéis llegado a hacer por alguien a quien queréis?

¿Qué estáis haciendo por alguien a quien queréis?

Lo más sensato en no responder a ninguna de las tres preguntas.

A la primera porque se reduce a una declaración de intenciones, que seremos o no capaz de realizar. Mejor callar y ser capaz de hacer, que no hablar y no ser capar de hacer lo que dijimos y pueden recordarnos.

A la segunda porque el pasado nada asegura sobre los hechos futuros. Lo que hallamos hecho puede engrandecernos y dar confianza a los demás, pero de nada sirve ir diciendo de lo que hemos sido capaces, lo que además suena prepotente y orgulloso.

Y a la tercera porque lo que se hace por amor es desinteresado, y y cuando no hay interés nada importa no contarlo y que nadie lo sepa, pues lo contrario se vuelve también prepotente y orgulloso. Lo que se hace por alguien a quien se quiere tiene valor por sí mismo, y manifestarlo o hacerlo valer implica querer que se valore por los demás y añadirle una dimensión que excede del ámbito privado en que tiene valor lo realizado.

En una sociedad en la que lo que no se cuenta no vale, parece que estas consideraciones son humildades de viejo bobo que enmascaran falsa modestia. Cada cual es libre de creer lo que quiera, pero yo prefiero el silencio de quien es tomado por persona sin criterio que la verborrea de quien es tomado por sensato.

Por Pólux.


miércoles, 6 de enero de 2016

REFLEXIONES DESDE LA ATALAYA.


Hoy he vuelto a la atalaya. Lejos de gentío, cabalgatas, Reyes, fiestas, felicitaciones... La fiesta es agradable, diversión y entretenimiento. Pero hay algo aquí dentro que no se deja entretener fácilmente. No reprocho el divertimiento, todo lo contrario, ojalá todos pudieran tenerlo, pero no deja de ser chocante que unos tengan tanto y otros tan poco.

Miro a mi alrededor y nada comprendo, o mejor dicho, con el tiempo y la edad comprendo y acepto mejor que nada comprendo. Pero aquí, en la atalaya, miro a mi alrededor y parece que las cosas no necesitan hacerse comprender. El ausente comportamiento humano elimina esa desazón que produce saberse uno mismo, y la ansiedad por el desconocimiento se reduce aquí, oteando hasta el horizonte, a la pregunta por el origen o el principio de todo.

El hombre es complejo, y lo que es peor, responsable de sí mismo, o al menos eso creemos. Dudo que estemos preparados para aceptar y gestionar esa responsabilidad, no hay que ver más que nuestra continua necesidad de distraernos. Así somos y nada malo hay en ser como se es. Lo difícil es aceptar las consecuencias de ello.

Por Pólux.


martes, 5 de enero de 2016

A UNA BUENA AMIGA.


Hoy quiero mandarle un abrazo, un beso y todo mi ánimo a una persona que sabrá quien es mientras lee esto.

Es una buena amiga, siempre dispuesta a echarme una mano cuando me ha hecho falta. No es otro mi deseo que, recíprocamente, hacer lo que pueda por ella.

Quiero decirle, ahora que lo necesita, que puede contar conmigo, que nada puede satisfacerme más que ayudarle. Que no desfallezca y no se sienta sola. Pero sobre todo que cuando se nuble su frente, esté donde esté, cerca o lejos, coja el teléfono y me llame. ¿Para qué si no están los amigos de verdad?


Por Pólux.


lunes, 4 de enero de 2016

POESÍA DE JUAN RAMÓN JIMÉNEZ.

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

  A MI ALMA

Siempre tienes la rama preparada
para la rosa justa; andas alerta
siempre, el oído cálido en la puerta
de tu cuerpo, a la flecha inesperada.

Una onda no pasa de la nada,
que no se lleve de tu sombra abierta
la luz mejor. De noche, estás despierta
en tu estrella, a la vida desvelada.

Signo indeleble pones en las cosas.
Luego, tornada gloria de las cumbres,
revivirás en todo lo que sellas.

Tu rosa será norma de las rosas;
tu oír, de la armonía; de las lumbres
tu pensar; tu velar, de las estrellas.



domingo, 3 de enero de 2016

AMOR POR LA CIENCIA.


Siempre me hechizaron las novedades científicas y tecnológicas, y he creído que así como para ser un hombre culto se ha de leer mucho, para ser un hombre de tu tiempo se ha de saber de ciencia, para asimilar, y así disfrutar, los campos más avanzados del conocimiento humano. Sea biología, antropología o astrofísica, la ciencia y su método es el mismo, lo que requiere conocer ese método para poder aprehender más fácilmente la esencia de la ciencia y su conocimiento.

Pero también me hechizó el uso que en su día hice de la tecnología hoy obsoleta pero que antaño fue muestra de avances científicos y tecnológicos. Y no tengo que remontarme muy atrás, sólo a mi juventud y niñez. Miro el cuarto en el que me encuentro y veo un antiguo radio-caset que usaba cintas analógicas de caset (cassette o casett), un microordenador ZX Spectrum de 48 Kb de RAM y 16 Kb de ROM (muy popular en la primera mitad de los años ochenta, ver artículo en este blog "El inicio de la informática en los años ochenta: ZX Spectrum, Basic y MS-DOS"), una grabadora-mezcladora digital de 4 pistas (hoy superado en calidad y efectos por casi cualquier programa de ordenador que para la misma función podemos encontrar en internet de forma gratuita), una herramienta manual a caballo entre un berbiquí y una taladradora eléctrica (con función de taladradora y aspecto de berbiquí modificado), una manual de Basic para Olivetti del año 1984, algunos juegos infantiles de finales de los años setenta ... Todo ello sin uso aunque en perfecto estado.

La verdad es que la ciencia me hechizó desde que tuve uso de razón para saber qué era. He de decir que tuve conocimiento de otros dos tipos de saberes, la filosofía y la religión. La primera puede llegar a ser un buen complemento para conceptualizar y delimitar el alcance de la ciencia, pero siempre estará tras ella, y la segunda pretende un conocimiento a mi entender sin garantía alguna más que la propia necesidad humana de ir más allá (ver artículo en este blog: "Filosofía, religión y conocimiento científico").

Me quedo con la ciencia, con sus limitaciones y sus incongruencias, pero también con aquello que ha hecho grande al hombre. El amor por la ciencia es tan pasional como lo pueda ser el amor por la religión, pero aquélla tiene un aspecto de objetividad que no tiene ésta, y tal objetividad marca la diferencia entre el aspecto puramente subjetivo que trata la religión y el hecho que trata la ciencia (ver artículo en este blog: "La voluntad de ver o no a Dios").

Por Pólux.