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OTRAS COLABORACIONES.

IDIOSINCRASIA Y RELATIVISMO CULTURAL.
(Adolfo, un lector de Obtentalia, 19 de enero de 2014.)


 Hola Cástor y Pólux. Por fin me he atrevido a enviaros un “informe”, por llamarlo de alguna manera, sobre cosas que me han llamado la atención de un trabajo que tuve que realizar, el examen de expedientes de nacionalidad por residencia y la elaboración de un informe previo de concesión o denegación de esa nacionalidad. Pero antes me gustaría hacer una pequeña introducción.

La relatividad cultural es una realidad bien estudiada. Cualquiera que haya viajado, leído o estudiado habrá advertido que los valores que rigen una cultura no son equiparables a los de otra, es más, los distintos orígenes y fundamentos de esos valores hacen imposible calificarlas conforme a algún criterio común, es decir, no podemos decir si alguna es mejor o peor que otra, tan sólo que son diferentes. Incluso dentro de las mismas culturas y sociedades se da este relativismo.

Por supuesto que pueden medirse aspectos concretos de una sociedad y compararse, como el paro, la tasas de delincuencia, el número de asesinatos, el número de nacimientos, las preferencias de moda, el número y alcance de las leyes restrictivas, etc., pero la comparación de esas estadísticas sólo nos hablaran de aspectos muy concretos, y en nada limitarán o acotarán el relativismo cultural.

Los datos que voy a aportar están basados en un número pequeño de datos respecto del total (unos 450 o 500 expedientes frente a miles), por lo que el sesgo introducido puede ser importante.

Digo todo esto porque quiero situar los datos a los que me referiré en su justa medida, y que nadie saque consecuencias más allá de lo que verdaderamente quiero decir. Voy a dar determinados datos culturales y sociales basados en datos que claramente introducen sesgos que creo no invalidan esos datos, sólo hay que entenderlos en la medida en que son recopilados. No ponen en duda mentalidades o culturas, ni las tachan de determinados defectos, tan sólo creo que explicitan comportamientos culturales o sociales propios o comunes de algunos países. Cosa distinta es que cada lector compare con su mentalidad y cultura esos hechos y le parezcan reprobables, pero no soy yo ni los datos quienes producen tal reprobación, sino la interpretación de cada cual.

Hace algún tiempo, y por cuestiones laborales, estuve en contacto con expedientes de naturalización tramitados por el Registro Civil, dependientes por tanto del Ministerio de Justicia, en particular con las solicitudes de nacionalidad española por razón de residencia (el requisito para obtenerla es haber vivido ininterrumpida y legalmente en España un determinado número de años ), pues hay otros motivos, que no vienen al caso, para solicitar esa nacionalidad. Esos expedientes tiene material sensible, como datos y documentos privados, entrevistas personales, datos fiscales, contratos de trabajo, informes policiales, certificados de antecedentes penales, etc. Para la concesión de la nacionalidad se siguen unos criterios objetivos y otros subjetivos. En cuanto a los criterios subjetivos voy a referirme a los dos más importantes, la integración en la sociedad española y la conducta cívica del solicitante.

La integración la aprecia el Juez instructor del expediente, básicamente con una entrevista personal con el solicitante. Así determina si habla español, y conoce las costumbres, las instituciones y los valores democráticos y sociales de este país.

La conducta cívica la aprecia el “preparador” del expediente, encargado de ver toda la documentación aportada y elaborar una propuesta previa de concesión o denegación de la nacionalidad en base a los referidos criterios objetivos y subjetivos, que posteriormente será elevada a la Dirección General encargada de la concesión o denegación definitivas. El procedimiento es en realidad algo más complejo, pero lo simplifico en aras a la claridad y comprensión. La apreciación de la conducta cívica se basa en los informes de antecedentes policiales, del registro de penados y rebeldes y de antecedentes penales del país origen, y depende de la gravedad de los delitos imputados o cometidos y de las sentencias condenatorias.

La gran mayoría de solicitantes de nacionalidad española por residencia provienen de ciudadanos sudamericanos, especialmente Colombia, Ecuador, Venezuela y República Dominicana. Creo que son dos las razones fundamentales para ello: que el requisito de tiempo de residencia es menor (2 años frente a los 10 años de la norma general), y que los lazos culturales y de lenguaje facilitan su integración.

En cuanto a la integración, lógicamente, no suelen tener problemas, pero en cuanto a la conducta cívica son los que más antecedentes policiales y condenas tienen por violencia y maltrato en el ámbito familiar. Hay que tomar con cuidado este dato, pues al ser la mayoría de los expedientes de ciudadanos sudamericanos es normal que sean también la mayoría en todo tipo de delitos. Pero tampoco es así totalmente, pues los delitos por violencia y maltrato en el ámbito familiar son prácticamente exclusivos de estos ciudadanos. Aunque menos, también habrían de aparecen en ciudadanos de otras nacionalidades, pero prácticamente no es así. Por detrás de ese tipo de delitos está el tráfico de drogas, el robo y la estafa. Hay que aclarar que la mayoría de los expedientes no tienen antecedentes policiales ni judiciales, nos hemos referido sólo a los que los tienen.

El segundo colectivo que más solicita la nacionalidad española es el marroquí. El problema más importante que presenta este colectivo para obtener la nacionalidad española es la integración en nuestra sociedad. También esto parece evidente, pues están más alejados de nuestra cultura que los sudamericanos. Pero hay algo que ha llamado mi atención: si el tiempo de residencia requerido para los marroquíes es de 10 años, teniendo en cuenta que las preguntas que suelen hacer el Juez instructor para determinar el grado de integración podríamos definirlas como de cultura general muy básica (del tipo quien es el Presidente del gobierno o el Presidente de su Comunidad Autónoma, el nombre de algún río de la comunidad donde vive, el nombre de algún personaje famoso o el sistema de gobierno), ¿cómo hay un índice tan algo de falta de integración?, ¿en 10 años no han aprendido cosas tan básicas?, ¿ni siquiera las han aprendido para la entrevista que es de su propio interés? Parecen ser los marroquíes más cerrados con sus propias costumbres y menos abiertas a las ajenas. Tras la falta de integración su mayor problema para obtener la nacionalidad son los delitos por tráfico de drogas.

Pienso que, independientemente del sesgo al que evidentemente están sujetos los datos de los que ha hablado, los comportamientos generales de determinadas nacionalidades o sociedades (en este caso sudamericanos y marroquíes) se deben principalmente a condiciones sociales y culturales. De los datos que he dado no deduzco que los sudamericanos peguen con más frecuencia a sus mujeres o que los marroquíes son poco sociables fuera de sus fronteras, sino que la cultura y sociedad sudamericana, y me refiero exclusivamente a los países antes citados, propician o no castigan debidamente determinados comportamientos violentos (como estaba hace algunos años España), y que la cultura y la sociedad marroquí tiende a cerrarse sobre sí misma.

Los demás ciudadanos que solicitan la nacionalidad, originarios de distintos países (Europa y África principalmente), tomados en su conjunto no se definen por ninguna tendencia en cuanto a la integración o la conducta cívica.

Esto no es ni mucho menos un estudio riguroso, sino más bien conclusiones que avalan y reafirman el relativismo cultural, sin entrar a juzgar comportamientos

Espero que pueda ser de vuestro interés todo eso, y si lo creéis oportuno tal vez podríais publicarlo. He dudado si enviároslo o no, pues aún tengo cierto temor a que se malinterpreten los datos que doy, por eso su publicación la dejo a vuestro mejor criterio.


Un saludo, y a ver si algún día me lleváis a vuestra atalaya.


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IN NIHILO AB NIHILO  ( I )

por El Porquerizo de Agamenón.

Hay personas que opinan que la muerte no tiene sentido. La muerte se puede enfocar bajo muchos aspectos, pero creo que todos convergen en que es el último acto, o el acto final, de la vida. La vida, igualmente, se puede enfocar bajo múltiples ópticas. Yo me voy a fijar en la siguiente: la vida, al fin y al cabo, se mide por los hechos, que son los que quedan, de igual forma que una sucesión de los mismos conforman un libro de Historia. Así pues, la historia de cada uno, como decía, está marcada primordialmente por lo que hace; de estos hechos emana un sentido, basado, prioritariamente, en las leyes de la biología, pero no se queda necesariamente en éstas. Así, podemos colegir que un individuo ha comido, ha bebido, y ha dormido cada día –en mayor o menor medida-, para poder subsistir. Después, como en estratos, coexisten otros sentidos que devienen de satisfacer las necesidades económicas, afectivas, e incluso los miedos, que, como una amalgama, conforman la personalidad de cada individuo. Así, ir a trabajar cada día, tener un detalle con una persona amada, o agarrarse a una barandilla al mirar por un precipicio son los hechos, cuyos sentidos se corresponden con los mencionados en el punto anterior.
  
Representación de la muerte.

Así pues, la vida es una sucesión de hechos, que tienen un sentido en particular; estos sentidos guardan una relación más o menos conexa entre sí, ya que forman una historia, que es la vida de cada persona. Si tomamos la premisa de que la muerte no tiene sentido, podemos deducir que la vida en su conjunto, o globalidad, tampoco la tiene.

Hay un epitafio del tiempo de los romanos que glosa estos pensamientos: “In nihilo ab nihilo quam cito recidimus”, “en la nada, de la nada, qué pronto recaemos”.






REFLEXIONES DESDE EL SOFÁ

 por Calíope (12-06-2012).



Sentada en mi sofá, viendo la televisión, descubro que donde dije digo, digo diego y que España va a ser rescatada, pero con un matiz, y es que en vez de usar la palabra rescate se utiliza "crédito" un eufemismo menos doloroso para nuestros oídos. Pero, cual es mi sorpresa, cuando preguntan a las personas de la calle, viandantes, ciudadanos españoles, si hoy estaban más preocupados por la roja -la selección española de fútbol- o por el rescate del sistema financiero que hace un mes, según nos dijeron los gobernantes de turno y nos repitieron hasta la saciedad, no hacia falta. La respuesta de la gran mayoría de estos ciudadanos era que hoy pensaban más en la selección española de fútbol porque la crisis, según decían, es todos los días y la Eurocopa, no.
El sofá de Calíope.
Escuchando una bella canción de Ana Belén, yo me pregunto ¿es verdad, somos peces de ciudad, nadando en una pecera de cristales oscuros?, ¿es quizás por eso que todos vamos sin rumbo, y nos conformamos con lo que nos dan?.
En la mayoría de los debates posteriores a dicha noticia, nos vendieron una situación completamente distinta a la que se vive en otros países rescatados. Al parecer, el dinero solo va dirigido al sistema financiero, es decir, para los bancos, los grandes especuladores y participes de la crisis mundial, porque si no recuerdo mal ¿no comenzó con la caída de los gigantes bancos estadounidenses y una caída de la bolsa similar a la del 29?. Según nos comentan, los políticos, no repercute en los ciudadanos -bastantes exprimidos-, porque el "crédito", es para los bancos que no han hecho sus deberes, pero pasa a ser deuda del Estado y que debemos devolver con un tres por ciento de intereses, por supuesto previa vigilancia de los tiburones europeos que nos acechan para cuando caigamos podernos comer sin reparos.
"Crisis. What crisis?"
Alguien dijo ayer, que esto es un tsunami y que la ola está por llegar, pero ¿qué haremos nosotros?, ¿seguiremos apoyando a la roja?, ¿esto es todo lo que podemos hacer?.
¿No fue Karl Marx quién dijo que la religión era un opio para el pueblo?. Puede que en el contexto histórico en el que lo dijo (1818-1883), lo fuera, pero ahora, con la crisis religiosa que se vive en nuestro país, que el catolicismo ha perdido fuerza y que el cristianismo lo hemos apartado de nuestras cotidianas vidas, ¿no es más opio la selección española de fútbol?, ¿no gritamos de euforia cuando ganan y nos sentimos derrotados y tristes cuando pierden?.
El fútbol mueve millones de euros, cifras vertiginosas que la mayoría de nosotros no veremos jamás en nuestras sencillas vidas, y sin embargo nos aflige más que unos señores en pantalón corto, corran detrás de una pelota, y que al final de esa carrera de noventa minutos de ir y venir con el balón, pierdan, que el hecho de que España haya sido rescatada con un "crédito", que, aunque vaya destinada a los bancos, y sea aplaudido por los economistas, el Estado tiene que asumir y devolver con un interés del tres por ciento, a costa, probablemente, de exprimirnos un poco.
Y yo sigo preguntándome: ¿somos PECES DE CIUDAD?.

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ACLARACIÓN DE LAS REFLEXIONES DESDE EL SOFÁ, por Calíope (14-06-2012).
Sentada en mi sofá, descubro, para mi gran satisfacción, que mi reflexión ha generado opiniones. Muchas gracias. Sin embargo, con referencia a una de ellas, quisiera puntualizar dos cosas: La primera de ellas es que mi sección comenzará con la reflexión en mi sofá, como podría ser en cualquier otro lugar, no significa que, como dice Fangoria en una de sus canciones, mire la vida pasar, yo actúo como buenamente puedo, siempre con empatía hacia los demás, y en la calle, donde se sufre los desajustes sociales. Y la segunda, y para mí la más importante, ¿se habría opinado de esa manera, sobre mi reflexión, sin en lugar de hablar de fútbol, hubiese hablado de la final de "Gran Hermano"? .
No pretendía herir la sensibilidad de ningún futbolero, nada mas lejos de mi intención.
Si en lugar de preguntarle a los ciudadanos, si mostraban mas preocupación por la crisis o por el finalista de "Gran Hermano" o de "Se llama copla", y hubiesen respondido que por el finalista, yo lo hubiese comentado igual, y hubiese sustituido la selección española, por el finalista del programa de entretenimiento.
La gravedad, que yo veo, no es que preocupe más el fútbol, o cualquier otro deporte o programa de entretenimiento, la gravedad radica en que no estamos viendo esto desde la perspectiva adecuada. No es que no podamos absorber tantas noticias malas, es que nos estamos acostumbrando, y al final lo veremos como algo ajeno a nosotros, como esos desahucios que vemos en la tele en apenas un minuto, porque se pasa a otra noticia, algo mejor para dejarnos buen sabor de boca.
Quizás, nosotros mismos queremos marcarnos un rumbo para no dejarnos engullir por esta vida fatua, pero ¿lo conseguimos?, ¿nos paramos a pensar cuanto hemos logrado y que nos queda por hacer? ¿hasta dónde estamos dispuesto a llegar por uno mismo? ¿y por los demás?. Si nos somos peces de ciudad ¿que somos?.
A veces, hay que hacer reflexiones de quienes somos y en que nos hemos convertido, aunque sean reflexiones desde el sofá.


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EL LABERINTO DE PERSEO.


UN VIAJE ACCIDENTADO.
Por Perseo



Esa semana mi padre decidió mandarme a pasar unos días a la playa (si hubieran sido años mejor que mejor) pues el calor y mis ocurrencias se hacían insoportables. Como él decía, tenía todos los vehículos del mundo a su disposición, pero para mi desgracia avisó al chofer que olía a gasolina y que no hacia ni una parada hasta la llegada a su destino. Las náuseas estaban garantizadas.

Preparé mis cosas, entre las que se encontraban distintas cajas de libros y juegos y subí al vehículo, pero para mi sorpresa  decidió “escoltarme“ y comprobar así que llegaba a buen puerto. La alta temperatura que había en el interior, (pues aunque fuera verano no bajaba las ventanillas), unido a los vapores que desprendía la ropa de aquel individuo, empezaba a hacer mella en mi estómago. Aguanté como pude hasta el final del viaje, pero cuando paramos salí a toda pastilla de ese horrible coche empujando algunas de las cajas que llevaba. Nada más saltar fuera escuché unos gritos tremendos, y vi horrorizado un espectáculo sangriento. De una de las cajas se había salido un gato, que desesperado y asustado había saltado sobre la  cabeza de aquel pobre hombre, clavando sus garras sobre su calva dando la sensación que había “anidado” allí mismo, pues mi padre no conseguía arrancárselo.

A Periquito lo habían empaquetado especialmente para mí ese día. Amada le dijo a mi abuela que de esa manera pretendía quitarme de golpe mis miedos hacia aquel felino. “Por el bien de su nieto doña Clemencia…”. 

La verdad es que se estaba vengando de mí,  cuando le puse una pastilla de añil en la alcachofa de la ducha y la teñí de azul durante una temporada. Según dijeron los médicos esa “ansiedad” que le produjo explotaría tarde o temprano por algún lado.

Subí las preciosas escaleras de azulejos con motivos de caza de la casa de mi pueblo, notando esa agradable sensación de frescor que transmitían lo anchos muros encalados, blancos, rugosos, limpios, que parecían que te abrazaban cuando los tocabas. La puerta estaba abierta, para que entrara quien quisiera sin preguntar, incluso las moscas no pedían permiso…
Por Perseo.






UNA DE PERROS.
Por Perseo

El rey de la casa

Siempre se dice que el perro es el mejor amigo del hombre y yo lo confirmo, es más, creo que es el mejor amigo del niño. Aquí una muestra de lo bien que se lo pasa la pequeña con los suyos y aunque parezca lo contrario los perros disfrutan enormemente con ella y de sus juegos y de sus abrazos y de sus mimos y de sus paseos. Hay momentos que me gusta vivir como viven mis perros.

¿Quién se lo pasa mejor, la niña o el perro?

¿Quién abraza a quién?

Preparado para atracar un banco sin ser reconocido

Una ramificación de la mafia siciliana

Y mientras juegan aprenden.


Por Perseo.





1ª ENTREGA.
Por Perseo

         Periquito, tu payá, payá, payá  y yo pacá, pacá, pacá


Famosa cocina de la abuela de Perseo.
La cocina de mi abuela era el lugar ideal para que se escondieran todo tipo de criaturas. Con tantos recovecos oscuros, soleados, cerrados, a la vista, en penumbra…, donde se almacenaba la cubertería azul, la cubertería roja de esa porcelana agrietada donde tanto me gustaba tomar sopa de arroz con hierbabuena, tocinos, chocolates, aceites, azúcar, chorizos, bizcochos, hierbas y más hierbas raras.

         Ahí olías y mirabas desde la entrada, porque dar un paso hacia delante significaba encontrarte con el miedo cara a cara. Su nombre era Periquito, que no hacía justicia a su aspecto. Fiero, implacable, frío, silencioso, así es como veía a ese gato descomunal que me hacía temblar cuando sus agudos ojos se fijaban en mí.

Gracias a Dios y a las artes de bruja de mi abuela, “panturrana barrigaverde”, cayeron en mis manos las palabras mágicas para alejar demonios y otras criaturas infernales, eso es: “Periquito, tu payá, payá, payá y yo pacá, pacá, pacá”. Funcionaba, el demonio aquel tomaba distancia. Allí iba, a la caza de alguna víctima.

Bear Grylls en acción.
Donald Schultz.
Ahora veo que le podía haber echado más coraje a ese gato y seguir los pasos de esos intrépidos de la tele como son “El último superviviente” el ex miembro de las fuerzas especiales el británico Bear Grylls  o el  “Cazador de veneno”  el herpetólogo Donald Schultz, que son capaces de enfrentarse a todas esas pobres criaturas que tengan la desgracia de caer en sus manos. Periquito, creo que te has escapado de una buena.

Por Perseo.



                                               2ª ENTREGA.

JUAN SAPO
Por Perseo


Ese día  Periquito había hecho lo que mejor sabe hacer y mi abuela lo premió de la mejor manera que ella lo sabía premiar, con una enorme lata de albóndigas cuya etiqueta ponía  “Solo para Héroes” o algo así. Todos se alegraron de la hazaña, menos el pobre ratón, claro y yo. Tuve que aprovechar ese momento para cruzar la cocina sin que ese despiadado se fijara en mí y llegar hasta la escalera de piedra que me guiaba a la habitación de mi abuelo. 

Abrí la puerta y lo encontré echado en un sofá muy largo que tenía nombre ruso, Iván creo. Mi abuelo me tendió la mano que sujetaba una moneda de cincuenta pesetas y yo se lo agradecí dándole un beso en la mejilla en la que no le faltaba el ojo. Al irme intenté no rozarle el pie al que le faltaba el dedo gordo. Con los años me enteré del porqué de aquellas dos faltas, pero eso en otro momento, pues tenía que volver antes que el felino terminara de comer.


            Me despedí de todos y salí por la puerta principal donde estaban las plantas del dinero. Las revisé una por una, pero no había “madurado” ni un duro, es raro, pues cuando venían mis tíos me mandaban a “recolectar” pesetas y duros que crecían en esas plantas con forma de trompeta.

       Me esperaban mis amigos Luís y Marcelino, junto a la lata llena de orines. Faltaba mi dosis para fraguar la pócima. La pusimos apoyada en la puerta de la vecina de al lado, ya que no conocía a ninguno de los dos, como ellos me dijeron, llamamos al timbre y salimos corriendo. La puerta se abrió y la lata se volcó sobre unas botas negras que pertenecían a un tipo uniformado, con pistola y todo, que se disponía hacer el turno de tarde. Nos quedamos petrificados, ¿la odiosa vecina se había convertido en policía? Momento en que aprovechó el guardia para agarrarnos por las camisetas, con esa expresión que decía :”con estos me gano el ascenso”. Le preguntó a Luís que cómo se llamaba y él contestó:
-         Juan.  –dijo Luís-
-         Juan ¿qué?  –preguntó el policía-
-         Juan Sapo  –respondió-
-         ¿Juan Sapo? -volvió a preguntar-
-         Juan Sapo que me escapo!
…y echo a correr.
 Miró a Marcelino y le preguntó: ¿Y tú?
-         Yo Andrés –dijo Marcelino-
Y antes de que el policía abriera la boca prosiguió:
-¡Andrés que tengo las patas pa correr!
A mí ni me miró ni me preguntó, sólo sentí una cascada de nueces sobre mi cabeza, que eran los coscorrones que me estaba dando con esos nudillos de plomo.
-¿El nieto de doña Clemencia? ¿no?.

            En la ventana de la segunda planta me observaban mi abuela, Amada y Periquito.

Por Perseo.

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