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martes, 22 de marzo de 2016

"SEMANA SANTA: RELIGIOSIDAD POPULAR", POR PÓLUX.


Hoy vamos a repetir el artículo de Pólux que publicábamos el Domingo de Ramos del año pasado, 2015. También está en la página "El comentario de Pólux."

SEMANA SANTA: RELIGIOSIDAD POPULAR.
Por Pólux.
Publicación original: 29 de marzo de 2015 -Domingo de Ramos-
2ª publicación: 22 de marzo de 2016 -Martes Santo-
Fotografías de Adonis.


Hoy es Domingo de Ramos. Ya tenemos aquí la Semana Santa, tal vez la fiesta religiosa más popular, la que más fuertemente conserva tanto su aspecto religioso como popular. Y cuando hablamos de religión aquí en España, nos referimos evidentemente al Cristianismo, dadas las evidentes raíces cristianas de nuestra cultura.

Seguramente la única fiesta del mismo índole que podría rivalizar con la Semana Santa sería la celebración de la Navidad, pero yo creo que claramente está por encima, en cuanto a participación y sentimiento, la primera. No hay que ver más que el esfuerzo económico (mucho dinero) y laboral que invierten la Hermandades, con todas las personas integradas en ellas, en tener a punto sus pasos, sus tronos, o como se les llame en cada lugar. También habría de citar la Primera Comunión como otra celebración importante, pero creo que su aspecto religioso está claramente disminuido respecto de su aspecto festivo y de divertimento.

El puente de Triana, Sevilla.
¡Cómo vivimos la Semana Santa aquí, en España, y aquí, en el Sur, en Andalucía! Es un prodigio de síntesis politeísta en una religión monoteísta. Aunque para apreciar esa en apariencia contradictoria síntesis no hemos de esperar a la Semana Santa, sólo hemos de obsevar el acervo cultural que subyace en la multitud de romerías que celabran los pueblos de nuestra geografía sureña, por hablar de nuestra tierra, o la devoción especial que tienen determinadas Vírgenes o Cristos. Pero la aparente contradicción va más allá, pues no es igual la devoción de la Virgen de Consolación de Utrera, colmada de exvotos hasta lo indecible, que la Virgen de Consolación de otro pueblo. No debe ser fácil de asumir por la Iglesia esa síntesis entre el monoteísmo doctrinal y no ya el pseudo politeísmo de un Dios o un Santo para cada necesidad, sino entre ese monoteísmo y el fetichismo que parece haber en la devoción hacia una Virgen o un Cristo concretos, una figura concreta.

Pero cada pueblo vive la religiosidad como la entiende, lejos de adoctrinamientos teológicos más o menos coherentes. Qué mas da que se hable de muchas Vírgenes si se sabe que Virgen sólo hay una. En realidad se populariza hacia la religión la necesidad de encontrar un remedio concreto para un mal concreto. De ahí también el uso de los Santos especializados en temas. Uno para encontrar lo que perdí, otro para conservar el trabajo, otro para los casos difíciles, y una larga lista casi interminable.

En realidad si a alguien debía preocupar esta religiosidad algo desvirtuada es a la Iglesia, pero hemos de entender, como lo hace ella, que no se puede ir contra el conocimiento popular y la forma en que cada pueblo, debido a su ideología e idiosincrasia, entiende la realidad. Por ello la Iglesia lo explica y lo ampara. Lo explica con el concepto de advocación mariana (refiriéndonos a la Virgen), que sería una alusión o reconocimiento de un atributo o cualidad de la Virgen María, desde un punto de vista místico (ligado al concepto que representa: Virgen de la Anunciación, Virgen de la Consolación, etc.) o terrenal (ligado a apariciones o milagros: Virgen de Fátima, Virgen de Covadonga, etc.). La estructura y coherencia del sistema explicativo por parte de la doctrina parece impecable, pero como toda explicación ad hoc deja cierta insatisfacción conceptual.

La contradicción no existe en los hechos que suceden, puesto que suceden (la contradicción lo impediría). Esa es una de las Leyes básicas que siempre hemos proclamado en Obtentalia. La contradicción sólo existe en nuestro pensamiento o en el lenguaje que usamos, y sólo ahí. Por lo tanto hemos de entender el hecho de una religiosidad popular aparentemente politeísta en una religión monoteísta. Creo, al margen de la explicación ad hoc que antes he referido, que sólo es una forma de expresar la religiosidad, transmitida de generación en generación, y consolidada  en la práctica popular de Romerías y figuras vinculadas a sitios y pueblos concretos.


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