Hoy es lunes. Mal día para los que iniciamos una semana laboral que no deseamos. Suerte es la de aquellos que trabajan en lo que les gusta, aunque eso no sea garantía para sentir la sombra del lunes, pues muchos trabajos, a pesar de ser lo buscado, en la práctica son opresivos, alienantes y estresantes. Si aún así no es su caso, nos alegramos por su suerte, y por la parte que no sea suerte, claro, si es que la hay.
La sombra se presenta como todas lo hacen. Primero la penumbra y después la umbra. Nos atrapa sin posibilidad alguna de escape. Eso produce desesperanza, falta de expectativas y descontento con uno mismo. A veces corremos como ratas asustadas, pero el destino se ría más y más de nosotros mientras más asustados estamos.
¿Y las escapatorias?, ¿escapatorias, qué escapatorias? Esperar que el azar nos saque de esto es la más vana de las ilusiones, nos hace más patéticos aún.
Sólo nos queda aguantar y aguantar. Y cuando no podamos aguantar más explotamos y ya está. Como la mayoría aguanta y aguanta sin explotar no hay problema. ¿Y cómo aguantamos? Cada uno como puede, y ahí cabe de todo. Y no es censurable que quepa todo, pues bastante penosa es la situación para que encima nos quiten, sea lo que sea, lo que nos alivia.
Por Cástor y Pólux.
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